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Pablo Medel

Medios argentinos confirmaron hoy la muerte del dibujante trasandino Joaquín Salvador Lavado Tejón, conocido mundialmente como “Quino”, creador del popular personaje “Mafalda”.

Quino había regresado a Mendoza en el 2017, tras la muerte de su esposa, Alicia Colombo. Ambos habían vivido en Buenos Aires desde la década de 1950. Desde hace unos años, el "padre" de Mafalda limitaba sus apariciones públicas debido a algunos problemas de movilidad y de visión.

Mafalda, la pequeña luchadora y contestataria cuya imagen e irónicos mensajes en pro de un mundo mejor han dado la vuelta al mundo, se convirtió en su obra más conocida. Sin embargo, esta tarde en el programa Escena Viva, el investigador en humor gráfico, Jorge Montealegre, aseguró que el dibujante era mucho más que su personaje. “Él era mucho más que Mafalda, también estaban esos enormes dibujos sin texto, donde retrataba la vida cotidiana de la clase media, que no necesitan mayor explicación. Además de ser un gran dibujante era un gran escritor y los guiones de sus historietas de Mafalda eran muy precisos, era muy talentoso”, afirma.

Quino publicó las aventuras de Mafalda por primera vez en 1964 y hasta 1973, y desde ese tiempo ha sido traducida a 27 idiomas. Eso lo catapultó a la fama, así lo ve Montealegre. “Es una figura internacional, que a pesar de ser un humor muy porteño, es una tira cómica súper traducida. En Chile entra por el diario 'Puro Chile' donde en el año 71 se comienza a publicar diariamente una tira cómica de Mafalda”, detalla.

Sobre los alcances políticos de las viñetas de Mafalda, el investigador revela. “No era para nada inofensivo, en Chile fue censurado. Empezó en el diario Puro Chile, diario que apoyó a la UP, y Mafalda se daba en canal 9 de la Universidad de Chile. Luego del golpe todo eso fue censurado”, comenta.

Jorge Montealegre sitúa a Quino en la línea de los grandes pensadores del siglo pasado y como tal reflejaba su tiempo. “Yo creo que Quino y Mafalda fueron una expresión de los años 60, tan movido por la guerra de Vietnam, los movimientos estudiantiles, esa política revolucionaria que quería cambiar el mundo, y a la vez muy latinoamericano, desde el tercer mundo. Quino mezcló el lenguaje popular con el mundo intelectual, aunque muchas veces estas tiras no fueran tan cómicas, sino más bien, tragicómicas”, concluye el investigador y académico de la Usach.