La fecha de Navidad que se aproxima, o mejor dicho de natividad (nativitas, en latín) que significa “nacimiento”, celebra este importante acontecimiento referido a Jesús de Nazaret en el pueblo de Belén hace más de 2000 años.
Independientemente que se sea cristiano o no, lo cierto es que en el mundo occidental y en especial en el latinoamericano, existe toda una cultura entorno a este hecho histórico y religioso que se expresa de diferentes formas, y que comparten de alguna manera la mayoría de las personas.
Sin embargo, la invasión de tradiciones provenientes del hemisferio norte donde hace frío, cae nieve y se decoran árboles de Navidad con muchos brillos y ostentaciones, ha opacado la humildad de cómo fue este hecho históricamente, y que la tradición campesina y popular recoge a través de la reproducción de sencillos pesebres y diversas actividades vinculadas.
En cuanto a los pesebres, además de estar las figuras de María, José y el Niño Jesús, que en el campo chileno denominan “Manuelito”, se le colocan ofrendas de la estación, es decir: espigas de trigo, cerezas, peritas de Navidad, además de pequeñas artesanías y reproducciones de animalitos de la zona. Estas figuras las hacen de greda o masa coloreada e incluso de materiales como las “hojas” que cubren la mazorca u otros elementos naturales.
Demás está decir el sentido religioso, educativo y de sostenibilidad que ello tiene, ya que no se destrozan árboles, no se llena todo de algodón que después se bota, ni de brillos de papel metálico, que también terminan como basura difícil de eliminar.
Los niños y niñas pueden hacer estos sencillos pesebres con sus personajes reciclando muchos elementos que hay en las casas: tubos de cartón, cajas de diferente tipo, bolsas de papel, cordeles, etc. Las figuras las pueden hacer de papel maché y ponerles de ofrendas, pequeños juguetes u otros objetos significativos que ellos y ellas aporten.
Lo mas importante es el sentido que se le dé a este pesebre y lo que representa: la unión familiar, el renacer y la esperanza que tanto necesita nuestro país en estos momentos y nosotros. Cantar villancicos es también una hermosa costumbre que entrega nuestro folklore, y configura una práctica de unión y alegría. El evitar regalos materiales ostentosos pensando más en cómo aportar a otros hogares que tienen necesidades muy básicas, es parte de este conjunto de actividades con sentido a realizar.
Por tanto, las tres “R” del desarrollo sostenible: reducir, reutilizar y reciclar, unidas a las del desarrollo humano: reencontrarse, relacionarse y reamar tanto a los otros como a nuestra sensible naturaleza, vienen a ser las orientaciones básicas de una navidad mas acorde a lo que fue históricamente, y a lo que necesitamos hoy, en estos complejos tiempos de incertidumbre que vivimos.
¡ Una navidad de mucha unión y de desarrollo en todos los aspectos, les deseamos afectuosamente !