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Director de Fonasa: “No veo una quiebra inminente de las isapres”

Camilo Cid sostuvo que le preocupa la crisis económica que están sufriendo las isapres del país, pero que a su parecer no existe peligro de que alguna de ellas quiebre.

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  • Diario Usach

  • Martes 16 de agosto de 2022 - 10:37

Camilo Cid, director de Fonasa, sostuvo que le preocupa la crisis económica que están sufriendo las isapres del país, pero que a su parecer no existe peligro de que alguna de ellas quiebre.

“Obviamente que preocupa, en el sentido de que son instituciones que están participando en la seguridad social de salud. El contingente de los 3,3 millones de personas que están cubiertos por las isapres son chilenos que pagan su 7%”, declaró a La Tercera.

Cid sostuvo que “ellos han tenido pérdidas en 2021 y las están teniendo en 2022, pero hay que guardar las proporciones: en sus más de 30 años de existencia han tenido muy buenos años. Entiendo que son seguros que calculan sus ingresos y gastos no en un año, sino en el largo plazo. Por otro lado, hay resguardos en la legislación para las isapres, como las garantías financieras que estas empresas deben tener por mandato de la Superintendencia de Salud. Tienen dificultades, pero no veo una quiebra inminente de las isapres”.

Al ser consultado sobre anteriores declaraciones de él, en las que manifestó que las isapres deberían desaparecer del mapa de la seguridad social, respondió que “eso está en el programa de gobierno. Este plantea la creación de un Fondo Universal de Salud que se hace cargo de todos los ingresos disponibles para salud en el país: las cotizaciones de seguridad social y los aportes fiscales. Dentro de las cotizaciones de seguridad social están las cotizaciones que hoy se aportan en isapres. En la medida que esas cotizaciones de seguridad social pasan al FUS, las isapres desaparecen del esquema de seguridad social y tienen la oportunidad de participar, si así lo desean, en un mercado de ‘segundo piso’ o un mercado de seguro voluntario privado para las personas que quieran tener esa cobertura”.

Sobre qué pasara con los afiliados de las isapres en ese instante, aclaró que “justamente esa es nuestra principal preocupación” y agregó que “lo que se está diseñando es un aterrizaje suave, planificado y organizado de esta transición. Nuestro principio con la reforma es que podamos favorecer a la gente que está en Fonasa, pero sin perjudicar a nadie de los que están en las isapres. Eso es posible ya que no partimos de un mundo ideal en el sector privado, ya que tiene muchos problemas. Hay discriminación al interior del sector privado. Hay gente que es expulsada cuando les suben los precios. Hay precios más altos para las mujeres y los más viejos. Hay altos niveles de copago y poca cobertura financiera en un rango importante de la población de las isapres. Todas esas cosas esperamos también mejorarlas. Podemos tener en esto puros ganadores. Aspiramos a mejorar la situación de la gente de Fonasa y también a mejorar la situación de las personas de las isapres. También hemos dicho que el sector privado va a seguir participando y que, luego de la conformación del FUS, las personas podrán seguir atendiéndose en los mismos lugares en que hoy se atienden y con los mismos médicos, sin ningún problema”.

 

Descartó que quienes estén en isapres tengan que pagar más caro. “Le puede costar más barato incluso. Lo que estamos haciendo con esta ingeniería de transición es que el nuevo sistema no le salga más caro a la gente que hoy está en isapres. El nuevo diseño reestructura el financiamiento: el 7% se destinará al FUS y, con los propios recursos del afiliado, tendrá un seguro adicional. Esto es lo mismo que hoy día pagan. En la actualidad, el afiliado paga ese mismo 7% y más. En promedio pagan el 10,3% a la isapre y en grupos de mayor riesgo, como los adultos mayores, puede alcanzar el 20%. En principio, lo que estamos haciendo, es separarlo”, explicó.

“Lo primero es que esperamos dejar constituido este Fondo Universal de Salud en esta administración. El proyecto de ley lo presentaremos en noviembre. Estos procesos en el mundo son largos, porque suponen el aumento del nivel de acceso y calidad del sector público y la nivelación de prestadores públicos y privados integrados. Creemos que la transición hacia este nuevo sistema debería durar unos cinco años, tal como lo dice la experiencia internacional”, añadió.

 

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