Columna de Opinión

La ciencia, entendida como “las distintas ramas del saber humano, en especial las que tienen el mundo natural o físico o la tecnología como materias de estudio” tiene su celebración en Chile durante el mes de octubre, con diferentes actividades en forma simultánea que promueven la generación de una cercanía entre la ciencia y la sociedad en general.

A través del tiempo la ciencia ha tomado un lugar estratégico en el desarrollo en la humanidad y, actualmente, los países se ven presionados con indicadores de tipo científico-tecnológicos que intentan medir el nivel de desarrollo, de posicionamiento económico y de progreso social de los diferentes Estados.

Por ejemplo, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) tiene un indicador promedio de inversión de Producto Interno Bruto (PIB) en ciencia, tecnología e innovación, que debería considerar cada país como condición para proyectar su desarrollo.

Más allá de estos indicadores, es evidente que la ciencia y la tecnología proporcionan bienestar a la sociedad y las nuevas tecnologías, son la clave para enfrentar el nuevo escenario que deja ver el cambio climático. Cambios que se expresan en cada territorio de una forma distinta y que los gobiernos locales, en conjunto con el conocimiento, deben buscar mecanismos para adaptar la vida de la comunidad a estos nuevos escenarios.

La evidencia científica, por tanto, se convierte en el conocimiento clave para entender el entorno en que se vive, la biodiversidad de los ecosistemas, la forma de obtener comida, agua de calidad para beber en periodos de escasez prolongada, como mantenernos saludables, entre otros.

Desde el Centro de Recursos Hídricos para la Agricultura y la Minería (CRHIAM) hemos entendido que es importante, más aún en medio de esta prolongada hipersequía, traspasar la evidencia científica al conocimiento de la sociedad y que no sólo quede en publicaciones de difícil comprensión para la mayoría de las personas.

Una sociedad empoderada en la ciencia, con evidencia científica es clave para comprender los fenómenos de la naturaleza, el cambio climático, las epidemias, la crisis hídrica; y esta debe estar oportunamente informada para ágilmente adaptarse a los cambios.

Este mes de la ciencia nos hace reflexionar sobre el rol social que tenemos los investigadores, pues el trabajo por el cual tanto nos esmeramos día a día, tiene la noble finalidad de aportar al bienestar de todas y todos. En esta reflexión también cabe preguntarnos qué impacto han tenido las acciones de divulgación y qué están pensando las comunidades sobre lo que hoy vivimos frente a la escasez hídrica.

¿Cuáles son tus sueños, recuerdos o ideas sobre el agua? Como investigadores de CRHIAM nos hacemos esta pregunta y hemos abierto la convocatoria a un concurso de cuentos para que sean ustedes quienes nos relaten sus historias (las bases las pueden encontrar en www.crhiam.cl).

Sabemos que es un aprendizaje que potenciará nuestra labor científica, pues cada persona y desde cada territorio tienen una mirada diferente de acuerdo a su contexto, geografía, cultura, realidad social local.

Sin duda, vincularnos con la comunidad nos dará nuevas miradas sobre el agua y cómo podemos seguir aportando desde CRHIAM a la ciencia.