El mercado de pases es terreo fértil para rumores, trascendidos, intereses, traspasos que nunca se cristalizan, refuerzos rimbombantes que un día suenan en un club y al día siguiente firman por otro. Un clásico del verano.
Pero en este mercado de pases ha llamado la atención que varios futbolistas de Huachipato, como Castellón, Ramírez, Poblete, Cuevas, Tapia, Sepúlveda, han sonado con fuerza como posibles contrataciones en los equipos más poderosos de la comarca. ¿Qué tiene de extraño esto, si son buenos futbolistas? Lo son, pero matemáticamente descendieron.
Y no es muy habitual que una campaña como la de Huachipato despierte el interés de equipos que supuestamente se arman para pelear la corona. A veces sucede, pero a cuentagotas, con uno que otro jugador puntual, como Sebastián Pérez que descendió con Iquique y se fue a la Universidad Católica, pero no era extraño si uno revisaba su campaña individual.
Lo de Huachipato es diferente.
La sanción a Melipilla le permite al cuadro de la usina tener una vida más y pelear la promoción contra Copiapó. Entonces, ¿por qué si el elenco del acero terminó penúltimo, sus jugadores son tan codiciados? Si hubiesen pelado el título, estarían en órbita internacional.
La respuesta es simple: los representantes. La mejor manera de controlar un club no es comprarlo, no es adquirir acciones, no es ser parte del directorio ni menos de un porcentaje de la propiedad. La mejor forma es controlar el fútbol de un equipo, con verdaderas asociaciones, alianzas, que amarran a los clubes y coartan la libertad de trabajo.
Fernando Felicevich no es dueño de ningún club en Chile. Es el representante más importante de la plaza. Debe ser el único que tiene reales contactos con el Viejo Continente. Es agente de varios de los principales jugadores de la selección y no de ahora, desde hace mucho tiempo. Ha conseguido que sus representados firmen jugosos contratos. Impecable en su gestión. Pero en el país controla la mayoría de los futbolistas de Huachipato, La Serena, Universidad Católica, Universidad de Chile y Colo Colo.
No olvidar que antes del inicio del torneo pasado se viralizó una imagen del técnico de los albos Gustavo Quinteros junto al representante. ¿Es ilegal? No. ¿Antirreglamentario? No. Pero condiciona demasiado las transferencias y traspasos, el mercado se atomiza y si un club, cualquiera, forma alianza con un determinado agente, se produce lo que ocurre en Coquimbo o Audax Italiano: el gran porcentaje de sus futbolistas pertenecen al corral de Sergio Morales. ¿Es el dueño del club? No, pero los controla. Y ambos van a jugar, otra vez, en la misma división.
El mercado de pases ya no se mueve por los intereses y las necesidades técnicas de los clubes. Dime quién te representa y te diré dónde puedes jugar y dónde nunca vas a jugar. Y no se trata de demonizar el rol de los agentes.
Cumplen una tarea muy importante de acompañar, aconsejar a los futbolistas para que tengan mejores contratos y les paguen lo que corresponde, cuando corresponde. Pero cuando eso se convierte en una bolsa para triangular futbolistas, el escenario cambia y la competencia se reduce. Los defensores del libre mercado tratando que el mercado sea sólo de unos pocos. Cualquier semejanza con la realidad nacional no es ninguna coincidencia.