Quizás he llegado a una edad en que me es imposible no mirar atrás para mirar hacia adelante. Esto me lleva a mirar la historia de las mujeres matemáticas, pensando en todas las niñas, niños y adolescentes de hoy, esperando que encuentren referencias a las cuales puedan tener de ejemplos intelectual a seguir.
En la historia de las mujeres matemáticas, hay quienes lejos de quedarse en silencio o en la inacción, usaron su conocimiento y coraje para romper las barreras de su tiempo. Aglaoniké, Teano e Hipatia de Alejandría son ejemplo de ello: mujeres que no permitieron que las limitaciones de su época les arrebataran su derecho a ser, conocer y crear.
Aglaoniké o Aglaonice (600 a.C.), es conocida como la primera mujer astrónoma de la antigua Grecia (Pérez, 2011), su nombre proviene de Aglaòs (luminosa) y Niké (victoria) pudiendo entenderse como victoria de la luz.
Ella fue famosa por predecir los eclipses, conocimiento que estaba reservado para los hombres. Pero no tan sólo comprendió los misterios del universo, sino que se decía que poseía el poder de hacer desaparecer a la luna, algo que fue considerado como un acto de magia o de brujería (Bicknell, 1983), pero hoy sabemos que eso se debía a su dominio de conocimiento matemático y astronómico. Fue una protagonista de su tiempo, mostrando que el saber era una herramienta de poder (y no una bruja que controlaba la luna).
Por su parte, Teano, (546 a.C.) nace en Crotona, en la antigua Grecia. Discípula y esposa de Pitágoras (¡Si, Pitágoras estaba casado!) (Gorman, 1983). Por sus tremendas capacidades pasó a ser profesora en la Escuela Pitagórica y a la muerte de su marido se hizo cargo, liderando el desarrollando de las contribuciones de tal importante escuela, así como los escritos del propio Pitágoras. Aunque todos los trabajos eran firmados bajo el nombre de Pitágoras (Mujeres con Ciencia, 2017), sabemos que Teano como matemática y filósofa, no sólo desarrolló estudios en torno a la proporción áurea, sino que también realizó aportaciones varias a la teoría de números, teoría de poliedros regulares, aportes a la cosmología, al origen del universo, a la física, medicina, psicología infantil entre muchas otras áreas más (McLemore, 1979).
Por otro lado, Hipatía de Alejandría es quizás la más conocida de estas mujeres, y su legado sigue inspirándonos hasta el día de hoy. Nació a mediados del siglo IV D.C y se convirtió en directora de la escuela platónica de Alejandría, donde impartía clases de matemática y filosofía (Serna, 2010).
Fue una extraordinaria compiladora, editora y preservadora de trabajos anteriores de matemática, además, dio consejos a Sinesio sobre la construcción del astrolabio y un hidroscopio (Deakin, 1992) Era consultada por las autoridades de la ciudad, nobles, artistas y pensadores sobre diversos asuntos y no se sentía intimidada al asistir a una asamblea de hombres a escuchar y dar su opinión… todos la admiraban (Hernández de la Fuente, 2024).
No sólo enseñó matemáticas, astronomía y filosofía, sino que también desafió el orden social y religioso que intentaban acallarla. Su cruel asesinato de mano de los cristianos de su época, que intentaban desplazar las tradiciones y pensamiento pagano, no puede ser lo único que recordemos de esta extraordinaria mujer. Que vivió intensamente, enseñó, escribió y defendió el conocimiento hasta el último de sus días. Fue una mujer cuya fuerza y determinación traspasaron mucho más allá que los límites de la memoria y el tiempo.
Estas mujeres nos recuerdan que la historia no sólo pertenece a quienes sus nombres escribieron en los libros, sino también a aquellas que, contra todo pronóstico, se atrevieron a ser diferentes. Eran líderes, pioneras y, sobre todo, seres humanos decididos a seguir sus pasiones, su corazón y hacer escuchar su voz.
¿Conocías a Aglaonice, a Teano o a Hipatia?