En el mundo han existido grandes científicas como Rosalind Franklin, pionera en el uso de la difracción de rayos X y que preparó el camino para el descubrimiento de la estructura tridimensional del ADN.
Una de las grandes astrónomas de la historia, Cecilia Payne, propuso por primera vez que las estrellas estaban formadas principalmente por hidrógeno y helio, dando forma a nuestra comprensión actual del universo.
O la física Lise Meitner, que se dio cuenta en 1938 de que se había producido una fisión nuclear en los experimentos realizados por sus colegas en el laboratorio. Y fue uno de ellos, Otto Hahn, quien finalmente obtuvo el premio Nobel de Química en 1944 por el descubrimiento.
Las tres científicas desafiaron las barreras del género en la ciencia y fueron invisibilizadas a pesar de sus descubrimientos revolucionarios. Ninguna recibió el Nobel, debido a los prejuicios de género y la exclusión de las mujeres de la comunidad científica de su época.
Aunque con el tiempo esas barreras han ido disminuyendo, continúan presentes. En Chile, según cifras de la Fundación Por Una Carrera, el año pasado sólo el 22,57% de estudiantes matriculados a la educación superior en carreras STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) son mujeres, un porcentaje que queda por debajo del promedio de América Latina.
Son muchas las niñas y jóvenes que sueñan con descubrir, innovar y cambiar el mundo. Diario Usach conversó con científicas que han roto moldes y han ingresado a una carrera más masculinizada.
REVOLUCIÓN DE LA ENSEÑANZA DE LA FÍSICA EN CHILE
La subdirectora de Docencia del Departamento de Física de la Universidad de Santiago (Usach) y galardonada como una de las 50 Mujeres Genias 2024 en STEM, Carla Hernández, revoluciona la enseñanza de la física en Chile.
La académica, que fue parte de la la creación del Círculo de Mujeres en Física y Matemática en la Usach, apuesta por una transformación en la didáctica de la física, con un aprendizaje activo, donde el análisis, la discusión y la conexión son claves.
En conversación con Diario Usach, la investigadora, destacada en la Tabla Periódica de las Mujeres Científicas Chilenas de la Biblioteca del Congreso Nacional, contó que su interés por la ciencia surgió “gracias a mi abuelo, que era aficionado a la astronomía y me enseñó a usar su telescopio cuando yo tenía unos 12 años. Luego me interesé por la física en la enseñanza media y cuando salí del colegio aún no existía la carrera de astronomía en Valparaíso, donde yo vivía. Así que opté por matricularme en Física en la PUCV y fue ahí que descubrí mi interés por la enseñanza, y sobre todo motivada por la idea de cambiar la visión que tenían las personas acerca de la disciplina como algo aburrido o muy difícil”.
La doctora en didáctica de las ciencias relató cómo fue su experiencia en una carrera marcada por un ambiente masculinizado. “Me generaba una sensación de no pertenencia constantemente, y no tenía referentes mujeres a excepción de una profesora de física en toda la carrera”, profundizó.
La académica señaló que “además, mi hijo nació cuando estaba en mi último año y como estudiante no tenemos posibilidad de acceder a un pre o postnatal. Hasta pocas semanas antes de su nacimiento yo estaba rindiendo exámenes para cerrar el semestre y era muy difícil que alguien empatizara con esa situación, siendo todos mis compañeros y profesores hombres. También recibí muchos cuestionamientos acerca de si iba a poder terminar la carrera siendo mamá, pero finalmente egresé como la mejor titulada y eso fue importante para confiar en que si es posible compatibilizar la maternidad con la academia. Cuesta, pero se puede”.
Sobre cuán difícil es ser científica en Chile, Carla Hernández, planteó que “siempre se habla de que las mujeres en ciencia han sido históricamente invisibilizadas, pero esa es la punta del iceberg. Existen muchas instancias actualmente en que la participación de hombres y mujeres no es equitativa dentro de las instituciones académicas y eso pasa por decisiones que la misma comunidad científica sigue apoyando”.
Agregó que “esas situaciones no van a cambiar si no hay mujeres en la toma de decisiones, y a su vez, eso no va a pasar si las posibilidades de hacer una carrera científica son desiguales. De ahí la necesidad de que cada vez haya más participación femenina en estos espacios”.
La académica señaló que “soy optimista frente a los avances que se han ido generando en políticas de género e inclusión, pero también debemos ser conscientes de que hay mucho por hacer aún”.
PROYECTO REVOLUCIONARIO SOBRE EL HÍGADO GRASO
Denisse Uribe, nutricionista y que actualmente cursa el Magíster en Nutrición y Alimentos con mención en Nutrición Humana en el Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos (INTA) de la Universidad de Chile, fue elegida entre las “25 Mujeres en la Ciencia” por su proyecto para curar el hígado graso con murtilla.
El premio fue entregado por la compañía multinacional estadounidense 3M y busca reconocer, visibilizar y amplificar el trabajo de las mujeres científicas de América Latina y Canadá.
Sobre este reconocimiento aseguró que le tomó “por sorpresa” y afirmó que “siendo nutricionista es muy difícil llegar a una parte ya más de investigación, porque no es el foco de la mayoría de las universidades”.
Es por esta razón que destacó el rol que tuvo su tutora de tesis, Mabel Catalán, y Gabriela Valenzuela, que trabajó facilitando el extracto para el proyecto. “Mis profesoras son mi mayor inspiración”, confesó.
Justamente, la falta de referentes científicas en Chile es algo a lo que apunta Denisse. “Faltan referentes respecto a la Ciencia, sobre todo a nivel nacional. Que se visibilice a las que son profesionales destacadas, a las que son madres y científicas, o que se desempeñan en más de un área”, acotó.
Denisse Uribe, estudiante de magister Uchile @INTA_UChile, es elegida entre las “25 Mujeres en la Ciencia” 3M por proyecto para curar el hígado graso con murtilla https://t.co/FcYhTu5SYa pic.twitter.com/wU1j4vL1mF
— Universidad de Chile (@uchile) March 4, 2025
La nutricionista contó que, aunque no tuvo figuras científicas para mirar desde pequeña, siempre le gustó esa área. “Me gustaban las cosas nuevas. Me acuerdo que tuve una máquina de coser y la desarmé para ver cómo funcionaba”, relató la joven que primero estudió química y farmacia antes de cambiarse de carrera.
Sobre la cultura machista que aún sigue existiendo en las áreas científicas, manifestó que “existe un tema social, qué pasa si tienes hijos, qué pasa si te vas a Chile, porque dentro de la carrera científica es muy común que uno vaya a hacer algo afuera, traer técnicas. Entonces, esos son cuestionamientos que yo veo mucho más en mujeres que en hombres”.
Por último, entregó un mensaje a las niñas y jóvenes que sueñan con estudiar o dedicarse a la ciencia: “Es un camino sacrificado, pero que trae muchas satisfacciones. Es importante no perder la curiosidad que uno puede tener. Siempre es bueno escucharla”.
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