A medida que envejecemos, la relación con nuestros padres tiende a revertirse. Ya no son ellos los que nos cuidan, sino que somos nosotros los que empezamos a cuidarlos. Esa norma social se conoce como “obligación filial”, y una investigación analizó cómo se da esto en Chile.
Lo comentábamos con una de sus autoras: Beatriz Fernández, profesora de sociología en la Universidad Católica, quien nos decía que la mayoría de las personas consultadas dijo estar de acuerdo con esta obligación filial. “Se justifica como una retribución, así como por la existencia de interrelaciones percibidas como positivas”, explica.
Pero hay un sector de la población al que no le interesa esta obligación filial. Al respecto, la socióloga advierte que “todas las normas se basan en un ideario de una familia con una buena relación, donde los padres fueron responsables y hubo una crianza respetuosa”.
Por lo que “es importante no romantizar el cuidado, que es lo que está detrás de la obligación filial (…). Y hay que desmitificar la mirada de que los hijos que no cuidan son malos, porque lo que vimos en el estudio es que las relaciones personales son súper heterogéneas”, agrega Fernández.
Además, observaron que con las mujeres aparece la culpa como “es un deber cuidar”, dice la académica. Explicaba que hay casos donde pese a tener padres que, por ejemplo, abandonaron el hogar cuando eran pequeñas o existía violencia intrafamiliar, igualmente hoy ellas se hacían cargo de ellos por una feminización de la obligación filial.
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