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Columna de Opinión

“Inés del Alma Mía”, el drama de la Conquista

Antoine Faure, profesor Asistente, Escuela de Periodismo USACH. Investigador sobre series televisivas.

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  • Diario Usach

  • Viernes 12 de noviembre de 2021 - 09:16

“Inés del Alma Mía” (RTVE, Boomerang TV y Chilevisión) se estrenó en Chile en septiembre de 2021, luego de una primera transmisión exclusiva para España en Prime Video (2020). Con elenco y producción hispano-chilena, la mini-serie superpone varios textos. Adapta el libro del mismo nombre de Isabel Allende; este último presentando una historia oficial convertida en sentido común sobre la Conquista; dos textos a los que se deben añadir las estéticas propias de la narrativa de la serie.

Uno de sus méritos reside sin duda en poner en escena a los habitantes originarios hablando en lenguas originarias (aun si se tiende a una cierta homogeneización cultural de los pueblos indígenas). Sin embargo, la serie sufre múltiples límites históricos: sobre las fechas de los acontecimientos y el lenguaje usado, los procesos que marcan la Conquista o bien las relaciones entre españoles y pueblos originarios. Si se considera que intelectuales mapuche están desarrollando un trabajo que propone una lectura mucho menos maniquea de aquel periodo, efectivamente ni la serie ni la novela resistirían a un escrutinio histórico.

Aceptando entonces que es una ficción que tuerce la historia, es menester focalizarse en su estética. En primer lugar, podemos decir que sólo evoca su propio tiempo: temporalidades de narración que impactan el relato hasta desembocar en un drama que valida la visión hegemónica de la historia del Chile naciente. Así, su serialidad es una cronología clásica con elipsis entre los capítulos que no rompen el orden lineal de la intriga y sintetizan en ocho episodios un periodo de aproximadamente 20 años.

Tiene un inicio (la juventud de Inés de Suárez que plantea su carácter rebelde y apasionado) y un final (la muerte de Valdivia), siendo el camino entre estos dos lo relevante. Los planos-secuencia proponen una cronometría de los acontecimientos en un verosímil de exactitud temporal, lo que le permite otorgar credibilidad a la tesis de la “hibridación” entre españoles y mapuche.

La ruptura en el relato tiene lugar en la mitad de la temporada, en el cuarto capítulo. Hasta ese momento, la metáfora de Chile es la propia Inés: cuerpo y alma rebelde que los colonizadores se disputan y que Pedro de Valdivia va “conquistando” a lo largo de su avance territorial. Con el nacimiento de un hijo fruto de un alguacil español y la princesa yanacona Cecilia, en plena batalla y justo donde se funda la ciudad de Santiago de Extremadura, Chile se vuelve este espacio híbrido que aparece en el mapa occidental. Metáfora de una tesis hoy muy discutida.

Existen también algunos juegos en el tiempo de la narración. Por una parte, el flash-forward de inicio del relato funciona como anzuelo: la primera escena es un adelanto de la batalla de Santiago (1541) en la que la leyenda atribuye un desempeño decisivo a Inés de Suarez. Se presenta el liderazgo y heroísmo de una mujer adelantada a sus tiempos. Esto anticipa la tesis del libro y la serie –no exenta de crítica–: Inés de Suárez, una mujer excepcional que permitió la fundación de la “nación” chilena.

Por otra parte, los flash-backs son imágenes ya vistas por el telespectador de manera previa en el relato, que hacen resúmenes y alimentan el dramatismo de los triángulos amorosos, al presentar planos seguidos unidos formalmente por la música. Finalmente, se usa en varias oportunidades el paralelismo entre dos escenas para presentar los hechos de manera simultánea como si estuvieran conectados dentro de la historia.

Las anisocronías de “Inés del Alma Mía”, es decir, sus cambios en el ritmo narrativo, remiten a las estéticas del drama. “Tempus fugit” como lo dice el mismo Valdivia, el paso del tiempo es inexorable en la historia, pero el relato tiene una temporalidad que administra un contrato historiográfico, la historia oficial.

La reconstitución que propone la serie explora el tiempo con anhelos de realismo y busca hacer convincente la ficción, como si las imágenes fueran suficientes para entender el pasado, como si no tuvieran puntos de vista (del presente), como si no correspondieran solamente a la idea que nos hacemos de aquel período. En este intento por llevar el presente al pasado, también se proyecta la necesidad de la devolución de tierras a los pueblos originarios.

Es decisivo cuestionar esta serie porque estimula la imaginación histórica de espectadores de un canal de televisión abierta en un contexto de proceso constituyente con pretensiones plurinacionales.