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Columna de Opinión

Tránsito del Unipolarismo al Multipolarismo: Tiempos de creciente tensión en el escenario internacional

Fernando Estenssoro, Dr. en Estudios Americanos

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  • Diario Usach

  • Jueves 1 de septiembre de 2022 - 11:39

A inicios del 2020 el mundo entero entró en una situación de inédita cuarentena a raíz de la pandemia del Covid 19. Entre sus múltiples consecuencias (millones de víctimas mortales, entre otras), las económicas fueron enormemente sentidas por la ciudadanía de todo el mundo: la caída de la producción y el retroceso en el comercio global, se tradujo inmediatamente en desempleo, situación que siempre afecta con mayor gravedad a los sectores más carenciados.

Dos años más tarde, el 24 de febrero de 2022, cuando parecía que ya se empezaba a superar lentamente la economía mundial, vino la invasión de Rusia a Ucrania, con el consecuente bloqueo económico a Rusia por parte de Estados Unidos y sus aliados como respuesta. Seis meses después, cuando la guerra ruso-ucraniana parece haber entrado en un mortal statu quo (donde, como siempre, la población civil es la más afectada), las principales potencias occidentales, con la inflación alcanzado cifras record, anuncian que se está ingresando a una nueva recesión global.

De acuerdo con el Banco de Central Inglaterra esta nueva recesión durará cinco trimestres, lo mismo que la recesión sub-prime de 2008-09, o sea hasta fines de 2023 (Elliot, 2022). Además, este banco pronostica que la inflación en el Reino Unido llegará al 13% en octubre próximo. Análisis igual de pesimistas se realizan por parte del Banco de Unión Europea y la Reserva Federal de Estados Unidos.

Y si bien, esas mismas voces expertas plantean que la nueva recesión no será tan aguda como la de 2008-9, eso no significa que se vaya a superar muy fácilmente, o que, las potencias occidentales puedan volver a los idílicos años 90 del siglo pasado, cuando los profetas de la globalización neoliberal creían que el mundo se transformaba en una aldea cosmopolita, cada vez más pudiente, interdependiente e interconectada, bajo el incontestable liderazgo de los Estados Unidos (recuérdese que esos años fueron los del Fin de la Historia de Francis Fukuyama; o La tierra es Plana de Thomas Friedman). Y esto es porque la geopolítica global ha cambiado radicalmente desde 2008 a la fecha.

En primer lugar, el G-20 (impulsado, principalmente, por EE. UU, Europa y Japón), y que fue determinante para a aminorar los estragos de la crisis del 2008, esta, por decir lo menos, enormemente debilitado. Fue totalmente incapaz de implementar una política efectiva de ayuda de los países ricos a lo más pobres cuando estallo la pandemia del Covid 19 (por ejemplo, la crisis de las vacunas cuando los países ricos sólo pensaron en sí mismos).

En segundo lugar, el bloqueo de las potencias occidentales a Rusia por la situación en Ucrania, lo tensiona enormemente si es que no lo anula en su capacidad de actuar. Y, en tercer lugar, pero lo más importante, es que China no es la misma que en 2008.  Si para la crisis sub-prime China era un socio comercial relativamente dócil y “manejable” para EE. UU, además de un mercado interesantísimo para las principales multinacionales occidentales y asiáticas, en 2022 no sólo se ha transformado en la segunda potencia económica y militar del planeta, sino que, según el establishment del poder de EE.UU., en la mayor y más grave amenaza a la hegemonía mundial estadounidense (Grossman 2019; Wray, 2022). De hecho, el reciente viaje de Nancy Pelossi a Taiwan (02/08/2022), llevo a muchos analistas de seguridad estadounidense a temer que China seguiría el ejemplo de Rusia en Ucrania.

En síntesis, problemas agudos y serios en el orden mundial han existido siempre, el tema es como se resuelven, ¿de manera pacífica y concertada o de manera violenta?, ¿con una gobernanza consensuada o con órdenes unilaterales del centro de poder? Lo cierto es que, para entender las diversas coyunturas internacionales, debemos tener presente que hemos entrado a una época de creciente tensión en el orden internacional.

Para las actuales elites del poder estadounidense, el sueño del unipolarismo y de un “nuevo siglo americano” bajo la utopía de la globalización neoliberal en que creyeron tras el fin de la Guerra Fría, ha dado paso a la pesadilla China y a la “creciente” insolencia de las llamadas potencias emergentes (como la Rusia de Putin, entre otras). Todas ellas demandan a Estados Unidos que acepte la realidad de un nuevo orden de carácter multipolar, en donde las reglas del mundo van a tener que ser negociadas entre varios centros de poder.

El problema es que el Tío Sam, se niega a aceptar esta realidad y sigue creyendo que su superioridad militar le permite seguir dictando lo que es correcto e incorrecto en el orden mundial. Mientras esta creencia siga predominando deberemos acostumbrarnos a crecientes crisis como las que estamos viendo en Europa central, y a serias dificultades para alcanzar efectivos acuerdos multilaterales, necesarios para mitigar problemas como recesiones económicas globales o la lucha contra el cambio climático, entre otros temas de la agenda mundial que necesitan, para su solución, de la participación y acuerdo de todos.

Referencias:

Grossman, Davis (2019); "China es una amenaza mayor que la Unión Soviética". En: https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-50344853

Wray, Christopher (2022) “Esto puede parecer abstracto. Pero es real y es apremiante”.  En: https://www.infobae.com/america/mundo/2022/07/06/el-fbi-y-el-mi5-denunciaron-la-amenaza-china-para-la-seguridad-nacional-de-eeuu-y-el-reino-unido/