Hace algunos días, el comediante Pedro Ruminot contó en una entrevista con el programa de TV + “Al Piano con Lucho” que, desde hace 15 años, está en tratamiento a raíz de una depresión que describió como endógena. Y con esto, volvió a relucir un tema que cada cierto tiempo reaparece en los medios debido a testimonios de personajes de relevancia pública que han decidido hablar abiertamente sobre esta condición.
Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la depresión es una enfermedad con presencia global y que afectaría al 3,8% de las personas en el mundo. Y si nos centramos en Chile, el Ministerio de Salud señala que el 6,2% de los habitantes del país sufre de esta dolencia y otro 15,8 está bajo sospecha de poseerla.
En conversación con Diario Usach, Carlos Ramírez, psicoanalista y académico de la Escuela de Psicología de la Universidad de Santiago (Usach), sostiene que la depresión “no es una suerte de respuesta automatizada, que hace que una persona de la nada pueda entrar en un estado de ánimo melancólico con toda la sintomatología que se suele asociar a eso. Siempre existirán elementos contextuales porque el ánimo de las personas es la resultante de una interacción compleja, en donde son muy relevantes factores que tienen que ver con la disposición biológica de las personas. Pero aquí también hay que considerar sus historias de vida, subjetividades, elementos contextuales, materiales, económicos, etc.”.
Incluso, el profesional indica que al hablar sobre esta situación de salud mental “se deben considerar circunstancias de época o de política que hacen que una persona sea más susceptible, vulnerable o frágil a determinados cambios que propician respuestas depresivas en unas personas más que en otras”.
En palabras simples, la ocurrencia de una depresión tiene factores múltiples.
Francisco Parada, director del Centro de Estudios en Neurociencia Humana y Neuropsicología de la Universidad Diego Portales (UDP) sostiene que “hoy sabemos con mucha más certeza que esta condición es un fenómeno súper complejo. No es una cosa puramente biológica o social. En muchos casos tiene una base biológica genética”.
LA DEPRESIÓN ¿ES ENDÓGENA?
El académico de la UDP explica: “si una persona vive en un entorno que es sumamente arduo, efectivamente va a tener un correlato biológico o fisiológico de depresión. Entonces, más allá de estar subdividiendo si esta condición es endógena o exógena, lo que hacen las personas que trabajan en salud mental es tratar de entender todos los factores que pueden contribuir en una depresión con tal de que los tratamientos sean más personalizados”.
Ese punto no es menor ya que en 1994, el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM) eliminó el concepto de la “depresión endógena”. “Antiguamente se creía que un paciente podía estar en esta situación por razones puramente biológicas o por motivos exclusivamente sociales. Es decir, si se te moría la mascota te podía dar una depresión exógena”, sostiene Parada.
Esa mirada cambió y hoy, en términos médicos, se considera que este tipo de cuadros son multifactoriales, por lo que hay que ver a cada paciente como un caso único. Y el académico de la UDP lo resume así: “existen tantas depresiones como personas”.
Por su lado, Carlos Ramírez explica que “una persona deprimida es alguien que, probablemente, tendrá una mayor predisposición a la cronificación de enfermedades somáticas. Un paciente en esa condición se va a desempeñar de una peor manera, de una forma menos satisfactoria y efectiva en sus quehaceres laborales y relacionales”.
EL ÉXITO SOCIAL NO ES UNA SALVAGUARDA
Como se indicó en el inicio de esta crónica, la conversación en torno a la depresión resurgió a partir de una entrevista del comediante Pedro Ruminot. Y tal como él, existen otras figuras públicas que han hablado directamente del tema (como el exfutbolista Marcelo Barticciotto o el conductor televisivo Cristián Sánchez), todas con un factor común: el éxito en su trabajo profesional.
Pese a eso, igualmente presentaron cuadros de esta condición y han revelado públicamente detalles de sus tratamientos y las maneras de afrontarlo.
Para el psicoanalista de la Usach, Carlos Ramírez, “aquí entramos en un algo que es muy complejo pero muy de nuestros tiempos. A este tipo de personas podríamos tildarlos como depresivos funcionales, que en su fuero más íntimo mantienen una visión muy autoexigente de ellos mismos, muy severa, movidas por expectativas de logro y que, seguramente, les ha permitido alcanzar altos estándares. Pero, al mismo tiempo, no han contado con una capacidad de aceptación, de apoyo y contención consigo mismos y, muchas veces, carecen de un entorno que les permita ponerse de pie cuando tienen un tropiezo”.
El psicólogo Francisco Parada coincide en que el dinero o el éxito no garantizan eximirse de tener un cuadro de depresión: “creo que la idea del exitismo, en general, de que si yo salgo en la tele, soy famoso o gano mucha plata me va a generar la idea de felicidad, es un error. Si vemos a personajes del mundo del espectáculo, el deporte o la política, nos daremos cuenta que varios de ellos presentan condiciones de salud mental y es porque aquí, efectivamente, el problema es el sentido, de qué es lo que hago yo y qué significa el bienestar para mí. Y eso es algo que tenemos que poner en la mesa para conversar como sociedad”.
¿EL PAÍS ESTÁ PREPARADO PARA AFRONTAR LAS NECESIDADES DE SALUD MENTAL?
Sobre la manera en que Chile afronta las necesidades que hoy requiere la salud mental, en términos de atención, Carlos Ramírez asevera que “existe una estructura institucional de abordaje que puede dar posibilidades de cobertura”, pero a su vez, reconoce tanto la depresión, como otras problemáticas, “requieren cosas que son muy importantes: una disposición de recursos, de profesionales y de tiempo que el día de hoy no da abasto y que muchas veces se traduce en la experiencia de muchas personas que van a los servicios de salud para pedir una hora y que la consiguen, a veces, para dos semanas después. La gente se queda con la sensación de que puede ser atendida, pero no lo suficiente”.
Además, subraya que actualmente, la sociedad chilena está enmarcada en un sistema social neoliberal exigente donde los modelos de trabajo y de producción generan condiciones de aislamiento y de desvinculación, “donde el padecimiento depresivo pareciese ser una suerte de elemento idóneo para florecer mucho más de lo que pudiese ser”.
Para Francisco Parada, Chile no está lo suficientemente preparado para afrontar los problemas de salud mental, aunque su mirada va más al afirmar que otros países más desarrollados, como Estados Unidos, tampoco lo están. “En Europa hay mejor atención pero nosotros estamos aún en pañales. Todavía sufrimos mucho con la idea de que lo mental es una razón de debilidad o que depende mucho de la fuerza de voluntad”.
¿CÓMO PREVENIR LA DEPRESIÓN?
En el diálogo con Diario Usach, Carlos Ramírez explica que hay muchas propuestas y formas de aproximación en torno al manejo de la depresión, pero tal como indicaron los especialistas en esta nota, cada persona que la padezca tiene que tener un tratamiento distinto.
Eso sí, y de acuerdo a su experiencia clínica, explica que es lo importante “ofrecer espacios donde los pacientes puedan darle lugar a las situaciones que les generan tristeza, aquello a que los mueve hacia la desesperanza, al dolor y que eso pueda ser comunicado a otro, a un tercero. Esto es para que los pacientes puedan atravesar estas situaciones, y no las esquiven o ‘las pateen para adelante’, algo que es muy común en nuestra sociedad”.
Ramírez explica que la depresión no genera situaciones peligrosas cuando se entiende que los motivos que la generan pueden ser comunicados y, al contrario, sostiene que las conductas de riesgo aparecen cuando las personas viven esta condición en soledad.
“Ahí es donde aparecen hechos como, por ejemplo, la ideación suicida. Ahí, los comportamientos riesgosos empiezan a tomar un peso importante”, explica. Y es en ese punto en donde se debe recurrir a la ayuda de especialistas, a terapeutas y a todas alternativas que hoy provee el sistema médico chileno. En ese sentido, indica que “uno como profesional va a empujar, especialmente a un primer abordaje, que permita descomprimir esos momentos de agobio, de angustia y de melancolía”.
A su vez, el académico resalta la activación de redes de apoyo para que las personas se vinculen con su comunidad, subrayando que el gran amplificador de la depresión es la soledad.
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