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La Cineteca Nacional y los nuevos desafíos del patrimonio audiovisual de Chile

"Es necesario dar un paso más allá para lograr que sea una entidad pública", comentó Marcelo Morales.

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  • Josefa Garrido

  • Sábado 4 de febrero de 2023 | 13:30

Autor: Constanza Symmes Coll

En su rol como director de la Cineteca Nacional, Marcelo Morales habló con Diario Usach sobre los desafíos de la entidad después de la pandemia del Covid-19 y cómo el organismo debe transformarse en lugar de memoria, de identidades, de reflexión política y social a través del cine.

 ¿Cómo se desarrolla tu interés por el cine?, ¿cuál fue el primer acercamiento o experiencia que fue desencadenando este vínculo?

 Yo diría que con mi familia. A mi madre le gustaba mucho el cine clásico, conocer la vida de los actores y actrices de Hollywood, los del cine italiano de los 60, etc. Un acercamiento popular, podríamos decir, que a mí me influenció y me abrió la puerta a ser cinéfilo. Luego, ya en la enseñanza media y en la universidad, comencé a ampliar más ese horizonte.

 -Desde hace unos meses, estás a cargo de Cineteca Nacional de Chile. ¿Cómo describirías este tiempo?, ¿cuáles son los acentos que has proyectado durante tu gestión?

 Ha sido un periodo sin duda desafiante. Para mí, todo se dio de forma muy rápida y sorprendente; pero a la vez, ha sido muy satisfactorio por cómo se han dado las cosas. Me he sentido muy respaldado por el equipo. 

El mayor desafío ha sido abrir nuevamente la sala al público después de casi dos años, pues nos enfrentamos a un público que fue bombardeado por nuevas lógicas de ver cine, estoy hablando del streaming. Ante eso, tenemos que ver cómo ahora nuestras salas entran en esas nuevas lógicas. Por ahora estamos instalando la idea de que la Cineteca Nacional no es una sala común de cine, no es un cine comercial, sino que es un lugar de reflexión en torno al cine. A partir de esta idea, el cine para nosotras y nosotros es un lugar de memoria, de identidades, de reflexión política y social, pero también, es una experiencia estética que abre sentidos, que nos pone a prueba sensorialmente. En definitiva, es un arte.

 Queremos que el cine no sea visto únicamente como algo utilitario, solamente entretención. Tampoco que vamos a aprender algo puntual sobre la historia o un personaje. Es una experiencia mucho más compleja e integral. Creemos que desde ahí podemos generar algo importante, y que, desde ahí, a la vez, se genera un nuevo interés por ver cine chileno, por descubrirlo y verlo desprejuiciadamente. 

- ¿Cómo describirías al equipo de colegas que te acompañan?

 Como un grupo muy comprometido con el trabajo que hacen. Acá todes están conscientes de la importancia de la Cineteca Nacional para la memoria audiovisual del país, y esa conciencia viene de una pasión por el cine, y especialmente, por el cine chileno. Soy muy privilegiado de guiar a un equipo con estas características. Además, estamos todas y todos constantemente aprendiendo porque en general los roles de conservadores, restauradores y mediadores son funciones cuya formación en Chile solo es posible desde la práctica. Frente a eso, todas y todos están muy comprometidos con siempre seguir creciendo, aprendiendo y accionando. Como digo, hay un afecto grande implicado por parte de todes.

 Cineteca es la institución que tiene a cargo tanto la difusión del patrimonio audiovisual como su salvaguarda, en términos de competencias administrativas y de la figura legal que la constituye, ¿cuáles serían los desafíos - tanto prioritarios como a mediano plazo-  por resolver?

 El gran desafío que se nos viene es que finalmente la Cineteca Nacional se convierta en una entidad pública, del Estado, como lo señala la ley que creó el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio. Actualmente, la Cineteca Nacional es parte del Centro Cultural La Moneda, que es una Fundación privada sin fines de lucro y que es un espacio donde nos sentimos muy cómodas y cómodos. Pero es necesario dar un paso más allá para lograr que la Cineteca sea una entidad pública. El traspaso al Estado ha sido un proceso que ha tardado en hacerse efectivo por la complejidad que implica, pero este gobierno ha demostrado que tiene un fuerte compromiso por conseguirlo. Esto nos da confianza y seguridad en cuanto que pronto ya empezaremos concretamente a trabajar en aquello.

 Actualmente, para nosotros desarrollar nuestros proyectos de restauración, de compras de equipamientos (como los escáner) y de actividades de mediación (como el proyecto Escuela al cine, los cine foros, talleres y diálogos con especialistas, etc.), lo hacemos porque postulamos a los fondos audiovisuales. Concursamos como cualquier particular y bajo el alero del Centro Cultural La Moneda. Eso implica un desgaste grande para el equipo, además de una incertidumbre porque nunca está garantizado que se obtengan esos recursos. La idea es que al ser una institución pública eso se resuelva mejor y podamos seguir desarrollándonos y creciendo con una mirada más a largo plazo, con una mirada efectivamente pública y por el bien de la cultura del país. Al fin y al cabo, la Cineteca resguarda la memoria audiovisual de Chile, algo importantísimo.

 A propósito de la conmemoración de los 50 años del golpe de Estado, ¿qué espacios han proyectado desde la memoria audiovisual que constituye a nuestro país?

 Estamos trabajando arduamente en hacer un catastro de todos los archivos que tengan alguna relación con la Unidad Popular, el golpe cívico-militar, los primeros años de la dictadura y el exilio. Estamos digitalizando lo que no había sido digitalizado, estamos contactando a archivos internacionales y embajadas para que nos colaboren con materiales que hemos encontrado afuera.

 A su vez, ya estamos en conversaciones para generar muestras no solo en nuestra sala, sino en otros lugares de Chile y el extranjero. Queremos salir a encontrarnos con el público, y que el público conozca estas imágenes. A través de ellas no solamente verán acciones o sucesos que ocurrieron, sino también reflexiones en torno a eso, y de distinto tipo. Creo que lo más importante de esta conmemoración es que en ese encuentro se generen ideas en torno al país que queremos construir, con miras justamente al debate político está en esa línea. El explorar el pasado, en activar esas memorias e imágenes, resulta fundamental para pensarnos mejor. Considero, de hecho, que esa es la función principal de ser un archivo, en buscar esas activaciones y choques. Tener un archivo embodegado, no sirve de mucho.}

 ¿Cómo definirías el trabajo con las comunidades que realiza Cineteca Nacional?

 Hay que ir a ese encuentro, saber bien leer bien lo que las comunidades buscan. Pero principalmente, en contribuir a que esas comunidades se refuercen, generen lazos más potentes, y reflexionen sobre sus realidades junto con el cine. Con el cine de ayer y el de hoy.

 El cine siempre nos dice algo, siempre deja algo, por muy inocente que parezca una película. Siempre detrás está diciendo algo, en las calles que se ven de fondo, en la forma de hablar, en el discurso de los personajes. Ahora, nuestro trabajo de mediación va enfocado en eso, con los cine-foros con realizadores, las clínicas o conversatorios, los homenajes, etc. Pero junto con eso está el programa Escuela al cine, donde este espíritu o idea sobre el cine, se enfoca en colegios de todo el país, realizando exhibiciones de películas chilenas, enseñando el lenguaje cinematográfico, tanto para entenderlo como para crear sus propias películas.

 En relación a la internacionalización y los intercambios con otras instituciones custodias del patrimonio audiovisual en Latinoamérica y el mundo. ¿Qué nos puedes contar?

 La Cineteca pertenece a la FIAF (Federación Internacional de Archivos Fílmicos) y eso hace que las relaciones con los archivos que la conforman sean muy buenas y amenas, cómo, por ejemplo, con la Cinemateca Francesa. Ahora último, hay un trabajo más consistente por afianzar y reforzar la Coordinadora Latinoamericana de Archivos de Imágenes en Movimiento (CLAIM), que reúne a 35 archivos de la región. La Cineteca Nacional de Chile está coordinando de hecho un proyecto Ibermedia que se obtuvo, donde se realizaron talleres conjuntos (técnicos) y otros de gobernanza para el desarrollo de nuestras instituciones. Pero a la vez, para estrechar lazos y empezar como bloque a hacer valer las fundamentales misiones que todos desempeñamos resguardando y protegiendo las memorias audiovisuales de cada país. Creemos que esto es el primer paso para reforzar mayores colaboraciones y enfrentar algo bien lógico y terrible: que conocemos tan poco del cine de los países con los que compartimos idiomas, historias e identidades. Queremos combatir eso.

 

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