Por: Francisca Delgado
Foto: Roberto Pera
Armus comenzó señalando que no todas las enfermedades y epidemias son iguales, sino particulares que pueden terminar siendo problemas públicos. Y ejemplifica: “Si uno piensa en enfermedades gastrointestinales, asociadas a la pobreza, que deberían tener una política pública sostenible, pero no la tienen porque están muy alejados de los centros de poder político y afectan al sector de la sociedad que no tiene voz”.
Respecto a la pandemia del Covid-19, el profesor señala que “no solo se transformó en una cuestión pública, sino que en una cuestión planetaria por la contagiosidad del virus”. Y recordó el caso del sida en América Latina que ocupa un lugar público y al cual la población se ha acostumbrado a convivir. “No me interesa hacer vaticinios, pero sí está claro que el Covid se ha transformado en un fenómeno público”, agregó.
El doctor en Historia explicó el concepto de civilidad sanitaria: “Son prácticas cotidianas que incorporan los ciudadanos al mitigar un proceso de contagio frente al cual la salud pública aún no genera una respuesta eficaz, como usar disciplinadamente la mascarilla o lavarse las manos”. Armus considera que esta civilidad sanitaria puede ser fruto de iniciativas de la población, sin embargo, el Estado debe entregar información clara. Y se pregunta si estas prácticas perduraran superada la pandemia.
“El pasado de otras epidemias puede iluminar nuestro presente y futuro al evitar simplificaciones y reconocer la complejidad de vivir una pandemia”, plantea el académico aludiendo que repetir lo del pasado no garantiza efectividad. Y respecto a la vacuna afirmó que su llegada abre un nuevo capítulo no exento de polémicas. “La OMS intentó lidiar con la vacunación a modo planetario, pero primó el nacionalismo sanitario donde cada país está intentando salvarse acumulando la mayor cantidad de vacunas y queda al desnudo desigualdades entre países ricos y pobres”, señaló.
El historiador comentó sobre las redes de vigilancia epidemiológicas analizando el caso de países africanos donde hay sistemas de salud precarios, Estados débiles y pobreza. “Sin embargo, al calor de la pandemia han logrado armar redes para detectar al enfermo, aislarlo y hacer seguimiento. Recursos sencillos que han capitalizado sobre experiencias previas como el Ébola para enfrentar la pandemia”, afirmó comparando con los escenarios trágicos en Europa o Estados Unidos. Y finalizó evitando vaticinios, pero esperando que “se recuerde la civilidad sanitaria porque van a seguir llegando epidemias y cada una será particular”.