Al cumplirse tres años de la guerra de Ucrania, el mundo asiste asombrado, al histórico giro de EEUU. Porque más allá de los 300.000 muertos y más del doble de heridos, los millones de desplazados y la destrucción de buena parte de los hogares y medios de producción del país invadido, el cambio de posición dispuesto por el presidente Trump marca el inicio de una nueva era en la Historia de las Relaciones Internacionales.
Trump está rompiendo la “relación especial” con los países democráticos de Europa, que signó el sistema internacional en el último siglo. En la I Guerra Mundial, EEUU combatió del lado de Francia y el Reino Unido contra el imperio alemán, el imperio austro-húngaro y el imperio otomano. En la II Guerra Mundial, EEUU estuvo nuevamente del lado de Inglaterra, Francia, Belgica, Holanda, Noruega, etc., contra los nazis.
Por su parte, la URSS formalizó una alianza con los nazis de Hitler (pacto Molotov-Ribbentrop, 23-8-1939) para repartirse Polonia y facilitar la invasión rusa a Finlandia, Letonia, Estonia y Lituania. Dos años más tarde, Hitler traicionó a Stalin e invadió Rusia (operación Barbarroja) con lo cual forzó a los soviéticos a aliarse con los occidentales.
La guerra de Ucrania, en estos tres años, estuvo más o menos dentro de esta lógica, con Europa y EEUU apoyando al país invadido por Rusia. La comunidad internacional se ha solidarizado con Ucrania y ha aprobado una resolución de la Asamblea General de Naciones Unidas, solicitando el retiro de las tropas rusas y la firma de un tratado de paz que asegure la integridad territorial de Ucrania.
Pero en los últimos días, se ha producido un giro sin precedentes. El presidente de Trump ha cambiado de bando, alejándose de Ucrania y de sus tradicionales aliados europeos, para unirse a Rusia, y los neonazis de Alemania (el domingo pasado obtuvieron el 20,5% en las elecciones nacionales, con explícito apoyo de Rusia y del gobierno de EEUU).
Se trata de un giro espectacular, una especie de renovación del pacto Molotov-Ribbentrop (rusos y nazis alemanes), pero esta vez, con EEUU adentro. Lo que no se sabe es el real interés detrás de este cambio: el pacto nazi-soviético de 1939 se hizo para repartirse europa oriental entre nazis y rusos. ¿Cuál es el plan detrás de este nuevo acuerdo? ¿Qué pretende Trump? ¿Serán las tierras raras ucranianas a cambio de entregar buena parte de ese país a los rusos?
Lo que al parecer no mide Trump es el alto costo que va a pagar en términos de pérdida de prestigio y poder blando en Europa, el mayor mercado del mundo junto con EEUU y China. En la conciencia europea, la figura de Putin representa la violencia sin límites, el abuso de poder, el amedrentamiento y el miedo. Basta recordar las representaciones satíricas de los artistas en los desfiles de carnaval, donde Putin aparecía en una bañera de sangre. Ver ahora a EEUU del lado de ruso, puede dañar severamente los sentimientos colectivos de Europa hacia la potencia norteamericana.
Del otro lado queda Europa, como único sostén de Ucrania. Muchos líderes han realizado declaraciones altisonantes de apoyo y demás gestos de solidaridad con Ucrania. Pero todavía no hay acuerdo sobre un camino claro a seguir. Su envejecida población ha puesto al Viejo Continente en actitudes conservadoras, con escaso interés y capacidad para embarcarse en aventuras épicas. Muchos europeos sobre 60, 70 y 80, prefieren un acuerdo de paz rápido, a cualquier costo, con tal de pagar menos tarifas de energía y menos impuestos de solidaridad con Ucrania.
Al comenzar el Año IV de la Guerra de Ucrania, tenemos tres preguntas fundamentales. Primero, ¿podrá Europa sustituir a EEUU como sostén económico, político y militar de Ucrania? ¿O todo quedará en declaraciones protocolares, abandonando a Ucrania a su suerte? ¿Se resignaran a dejar a Ucrania bajo la bota rusa, tal como hicieron después de la II Guerra Mundial con los países de Europa oriental, donde cayó el telón de acero y debieron soportar 45 años de dictaduras? Segundo, ¿Cuál es el interés real de EEUU para aliarse con Putin, abandonar Europa y entregar a Ucrania? ¿Cuál es su objetivo oculto? Y tercero, ¿hasta dónde llegará la resistencia del pueblo ucraniano?
Los ucranianos son conscientes del carácter épico de su gesta ante una guerra asimétrica. Se sienten como los españoles de 1812, invadidos por Napoleón; como los patriotas latinoamericanos en la independencia (1810-1824); como los vietnamitas que sostuvieron durante diez años la invasión de (1965-1975); como los afganos, que resistieron la invasión soviética primero (1979-1989) y de EEUU después (2001-2021). ¿Hasta dónde podrán resistir los ucranianos? ¿Están definitivamente dispuestos a morir con las armas en la mano, antes que aceptar la dominación rusa?