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Columna de Opinión

El adiós del Mago y el Tanque

Cristian Arcos, Periodista

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  • Diario Usach

  • Viernes 27 de mayo de 2022 - 14:02

Los que han jugado fútbol profesional, fútbol en serio, dicen que el jugador se muere dos veces. La segunda es  la definitiva, la irreversible, la que nos toca a todos. La primera es cuando cuelgan los botines. Dejar de jugar es una muerte y comienza un luto que no todos pueden sobrellevar de igual manera.

Esta semana dos muy buenos futbolistas anunciaron que no jugarán más. Revelaron la fecha de su primera muerte. Luis Jiménez y Esteban Paredes, dos magníficos futbolistas, con historias y biografías muy disímiles pero con el mismo trato al balón.

Luis Jiménez es un futbolista atípico. Son pocos, muy pocos, los niños prodigios que alcanzan estaturas mayores. Buena parte de estos chicos que son transferidos casi sin partidos en Primera División, no se consolidan jamás. Jiménez debutó en Primera División a los 16 años y se fue a jugar a un equipo menor de Italia. Allí, en la Ternana, completó su desarrollo físico y futbolístico.

Durante buena parte de su carrera desapareció del radar de los medios de comunicación, hasta que Nelson Acosta lo citó a un partido de la Roja. Incluso en una gira le pasó el brazalete de capitán. Supo jugar en clubes como el Inter de MIlan, Lazio, West Ham United, Emiratos Árabes, para pegar la vuelta y volver a su club de origen. Pero el regreso de Jiménez a Palestino no fue simbólico. Llegó a sumar a la competencia, mejoró el torneo y fue la gran figura para que el cuadro de colonia ganara una Copa Chile, esquiva hace tres décadas. Un jugador fino, elegante, siempre bien parado para recibir o rematar, un poco volante, un poco delantero, un jugador ofensivo. Autor siempre de golazos.

Basta con decir que Esteban Paredes es el máximo anotador en la historia de la Primera División del fútbol chileno. Un crack. Un histórico que explotó tarde. En Santiago Morning ya había hecho todos los goles posibles cuando pasó a Colo Colo. El zurdo llegó al Cacique a los 29 años y pareció encontrar su lugar en el mundo. Hizo goles hasta que se aburrió. Tenía el mérito de jugar mejor en los partidos más bravos. Un clasiquero de aquellos, de esos que son muy poquitos, elegidos, distintos. Paredes es el tercer jugador con más goles en los albos y eso que recaló en el club ya de grande.

Jiménez y Paredes no van a jugar más. Estiraron su carrera hasta donde pudieron o quisieron, eso lo saben sólo ellos. Porque hay un tema en el que nadie más que el protagonista puede opinar: el retiro. Porque la primera muerte, esa voluntaria, colgar los botines, dejar de entrenar, es tan personal que los de afuera sólo debemos respetar. Y en estos dos casos, aplaudir dos carreras inolvidables.