Vamos a investigar a fondo y sancionar a quienes sean responsables de estos hechos. Lo dijeron los dirigentes de Cruzados tras los vergonzosos incidentes ocurridos en su estadio en el duelo entre la Universidad Católica y Flamengo, que a todo esto, fue un gran partido de fútbol.
Dijeron lo mismo cuatro días antes cuando un grupo de barristas ingresaron a la tribuna Sergio Livingstone y persiguieron, en pleno partido, a un grupo de hinchas de Colo Colo que festejaron el gol del empate de Oroz. Hinchas del Cacique que no deberían haber estado ahí pues se había determinado que el pleito se jugaba sin público visitante.
Vamos a investigar a fondo dijeron los nuevos regentes de Blanco y Negro tras la avalancha del miércoles en el ingreso al estadio Monumental previo al duelo ante River Plate. Un reventón que estaba anunciado desde el lunes a través de redes sociales. Se sabía que podía ocurrir algo y nadie hizo nada. O no quisieron, lo que sería aún peor. Decenas de hinchas se quedaron con entrada en la mano pero fuera del recinto. Insólito y vergonzoso.
Vamos a investigar a fondo, dijeron en Azul Azul cuando un grupo de barristas invadieron la cancha de El Teniente en el partido del torneo pasado en que los azules perdieron ante Curicó. Entraron, encararon a los jugadores, agredieron a más de uno. El club tuvo que jugar cinco partidos de local sin público. Además de eso, vandalizaron el memorial de los 16 hinchas fallecidos de O’Higgins en la tragedia de Tomé, un lugar sagrado por los Celestes.
Hay más ejemplos, con diferente color de camiseta. La pregunta surge obvia. ¿Qué pasó con las investigaciones a fondo? ¿Es necesario llamar a Scotland Yard para que colabore con las pesquisas? ¿El FBI está muy ocupado? Hay imágenes clarísimas de los responsables, para que alguna vez no paguen justos por pecadores.
Todavía la mayoría de la gente que va al estadio acude a ver el partido. Durante muchos años los violentos se escondían en la masa. Pero acá, en todos los ejemplos descritos, están claramente exhibidos los violentos de los no violentos. ¿Se ha hecho algo? ¿Cuesta mucho encontrarlos? ¿Es necesario un peritaje aún más detallado? El problema de la violencia recrudece, dentro del estadio y fuera de él. No es un asunto exclusivo del fútbol, sin duda, pero los clubes no pueden seguir esgrimiendo un diagnóstico social mayor para no tomar medidas en el asunto.
Actos violentos, agresiones, racismo. No se puede ser tibio ante amenazas como ésta. Uno de los grandes problemas para la inacción de los clubes es que suelen evaluar la violencia con la camiseta y la irritante teoría del empate. “En el otro estadio pasó lo mismo”. “A nosotros nos trataron peor”. “No hubo sanciones en caso anteriores”. La teoría del empate no corrige, no busca justicia, sólo empata en errores, defectos y, paradójicamente, en injusticias.
Los dirigentes y encargados de los clubes, o son pésimos investigadores o no les interesa el tema. No hay de otra. Y las dos respuestas son muy malas.