Marcelo Bielsa fue despedido del Leeds por mala campaña en este torneo. En los años anteriores había conseguido importantes logros. El primer año peleó al ascenso, objetivo que consiguió en la temporada siguiente. En su regreso a la Premier League no sólo alcanzó un digno puesto para un cuadro que retornaba a la división de honor tras una larga ausencia, sino que llamó la atención por su estilo de juego. Potenció jugadores de su plantilla al nivel que algunos fueron convocados a la selección inglesa, subcampeona de Europa.
Pero en este certamen los números y el juego no acompañaron y como suele ocurrir, el técnico fue despedido. Marcelo Bielsa, entrenador de larga trayectoria, no se hizo mayor drama, aceptó la decisión, tomó sus cosas y se fue.
De fútbol podemos opinar todos, lo que no significa que todas las opiniones pesen igual. Por eso valoro con mayor valor cuando los jugadores hablan del DT. Y en el Leeds, como en la mayoría de los sitios donde dirigió, los jugadores hablan bien de Bielsa. Un entrenador que saca el mejor potencial de su plantel, que los exige al máximo, que les permite descubrirse como jugadores, detectar fortalezas y defectos y entender que con las armas adecuadas, le puedes pelear a cualquier si logras compatibilizar condiciones con trabajo sistemático.
No hay mejor halago para un entrenador, como para un docente, que sus dirigidos (sus estudiantes) valoren su trabajo. Es más, muchos han declarado que con el tiempo le otorgaron aún más valor a las enseñanzas del rosarino. ¿Todos opinan bien? No, pero sí la inmensa mayoría.
A Bielsa le ha ido bien y mal. No ha ganado demasiados títulos. Ha dirigido equipos grandes y modestos. ¿Por qué es tan respetado? ¿El medio futbolístico puede estar tan equivocado en Argentina, Chile, México, Francia, Inglaterra? Bajo los parámetros del deportivo-ganar (que son válidos, por supuesto), Bielsa no aparece en los primeros puestos y registros.
Pero respecto a la recompensa del camino, a los recursos utilizados, a la visión de juego, a creer en una idea y sostenerla en el tiempo, el argentino es incuestionable. Muchos de los entrenadores más laureados del mundo, partiendo por Guardiola y Klopp, lo tienen como una referencia, aunque no jueguen con el mismo esquema y el mismo modelo.
De hecho uno de los grandes aportes de Bielsa no está sólo en lo táctico, donde él mismo reconoce errores y la falta de un plan alternativo, sino en la ética del trabajo. Sistematizar, conocer, explorar hasta el mínimo detalle y dejar algo en sus dirigidos. En eso es uno de los más influyentes, sin duda alguna.
No genera unanimidad y eso es válido. Hay argumentos para excluirlo de los predilectos. Pero no reconocer su legado habla mucho más del crítico que de la crítica misma. Parece un empecinamiento. Una tozudez. Casi una falacia.
Bielsa genera adhesiones pocas veces vista. Uno siente amor por los colores de un club y la camiseta de una selección, pero es extraño que sigamos los pasos de un entrenador vaya donde vaya. Al menos yo miraré el próximo equipo de Marcelo Bielsa, para aprender más de fútbol. Juegue donde juegue.