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Ubicado en la zona posterior del Cementerio General, entre las avenidas México y O'Higgins, el patio 29 es el reflejo vivo de lo que fue el exterminio y persecución vivida en Chile durante la dictadura cívico-militar encabezada por el general Augusto Pinochet.

Convertido hoy en Monumento Nacional, este espacio de memoria del camposanto capitalino aún guarda miles de historias de hombre y mujeres ejecutados por el régimen y cuyos cuerpos fueron arrojados a la tierra tras el Golpe de Estado sin identificación posible.

El dolor de los familiares de las víctimas sigue presente en cada cruz, que en 2024 lucen roídas y añejada por el sol, pero que a pesar de los años siguen en pie como símbolo de lucha por la verdad, la justicia, la memoria y la reparación.

HISTORIA

El Patio 29 se empezó a utilizar en 1953 y debido al sistema de reutilización estaba disponible para 1973, fecha donde la Dictadura Militar decidió utilizarlo para sepultar personas señaladas como “NN” o “desconocido”, algunas de las cuales se comprobó que correspondían a detenidos desaparecidos y ejecutados políticos durante el régimen cívico-militar.

Las primeras investigaciones en el lugar se iniciaron en 1979 cuando la Vicaria de la Solidaridad recibió las primeras denuncias de exhumaciones ilegales en dicho patio.

En 1981, por resolución de la Tercera Fiscalía Militar de Santiago, se notificó a las autoridades del Cementerio General la prohibición de incinerar, exhumar o trasladar a las personas sepultadas como NN en el patio n° 29.

MEMORIA

El patio 29 no ha sido reutilizado con nuevas sepultaciones y mantiene la mayoría de las cruces instaladas en las décadas de los 70 y 80, las que demarcaron las 2.843 sepulturas que contiene.

Algunas de las sepulturas del Patio 29 señaladas como NN fueron el único rastro que permitió a los familiares y a las autoridades el hallazgo de los cuerpos de los detenidos desaparecidos y ejecutados políticos y el inicio de las investigaciones orientadas a su identificación.