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Cultura

Psicólogo profundiza sobre la serie “Adolescencia” y el retrato de los jóvenes: “Está muy bien tratado el fenómeno de los incels”

El concepto que hace referencia a los "célibes involuntarios" es algo que aborda la producción británica, que es furor en el mundo. El show de televisión, uno de los más comentados de los últimos años, también aborda la masculinidad tóxica y el impacto de las redes sociales.

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  • Belén Muñoz B.

  • Martes 25 de marzo de 2025 - 17:34

Cuando un chico de 13 años es acusado de asesinar a una compañera de clase, su familia, su terapeuta y el detective a cargo se preguntan qué pasó en realidad. Esa es la reseña que se puede ver en la página de Netflix sobre “Adolescencia”, la serie del momento en el mundo.

Se trata de una de las producciones de televisión más comentada de los últimos años, donde se profundiza sobre la influencia de las ideas incel (célibes involuntarios), que animan a los hombres a culpar a las mujeres de su falta de relaciones y oportunidades.

Jack Thorne, guionista de la serie, reveló a la BBC que se metió a agujeros de gusano en línea similares a los sitios 4Chan y Reddit para ver el mundo a través de los ojos de Jamie, el joven protagonista de “Adolescencia”.

"Eran los blogs y vlogs más pequeños y las pequeñas cosas como gente hablando de un videojuego, pero luego explicando a través de ese videojuego por qué las mujeres te odian. Eso fue lo que me pareció más inquietante", afirmó.

La miniserie británica, de cuatro episodios, también aborda la masculinidad moderna y el acoso en línea. Rodrigo Rojas-Andrade, psicólogo escolar y académico de la escuela de Psicología de la Universidad de Santiago de Chile (Usach) profundizó con Diario Usach acerca de esta comentada la serie.

Sobre por qué piensa que es un éxito, indicó que “la serie conecta porque habilita el reconocimiento mutuo. Nos recuerda que los adolescentes no necesitan tanto ser corregidos como ser comprendidos. Y que acompañarlos no significa controlar, sino estar presentes, escuchar sin juzgar y sostener cuando el mundo se les vuelve incomprensible”.

El especialista agregó que “en una época en que la salud mental adolescente está en crisis, Adolescencia ofrece algo más que entretenimiento: ofrece lenguaje, espejo y posibilidad. Y por eso, creo, ha logrado lo que muy pocas obras consiguen: instalarse en la conversación pública con legitimidad emocional y potencia transformadora”.

MASCULINIDAD TÓXICA Y EL FENÓMENO INCELS

La producción de Netflix aborda diversos temas que afectan a los adolescentes, algo que quizás no se habla lo suficientes en las aulas, entornos familiares e incluso entre amigos.

El académic Usach planteó que “desde la perspectiva de la psicología escolar, la serie 'Adolescencia' representa con notable precisión y profundidad los temas de masculinidad tóxica, la gestión del rechazo en la adolescencia y el uso de redes sociales como forma de bullying y la autopercepción, articulándolos en una narrativa coherente con lo que sabemos de ciclo vital en ese momento, salud mental y los estudios sobre socialización de género. Lo interesante es que la serie no los trata como problemáticas individuales o psicopatológicas, sino como expresiones de un malestar relacional y cultural más amplio”, aseguró.

Uno de los temas que trata “Adolescencia” tiene relación con la masculinidad tóxica, algo que para el psicólogo se puede ver en distintos personajes de la producción de Netflix. “Se observa cómo varios personajes se ven atrapados en los mandatos de una masculinidad hegemónica que valora la dominación emocional, la autosuficiencia afectiva y el éxito heterosexual como signos de valor personal”.

El experto agregó que “esta representación es coherente con décadas de estudios en masculinidades, que han mostrado cómo este ideal genera una doble carga para los adolescentes varones: por un lado, limita su capacidad de reconocer y expresar emociones legítimas como el miedo, la tristeza o la vulnerabilidad; y por otro, los empuja hacia conductas de riesgo, hostilidad o repliegue defensivo”.

Por otro lado, para Rodrigo Rojas-Andrade “el fenómeno de los incels (acrónimo de 'involuntary celibates), jóvenes que se autodefinen como célibes involuntarios y que, al sentirse rechazados en el plano afectivo o sexual, desarrollan narrativas de resentimiento, victimización y misoginia, es algo que muy bien tratado en la serie. El programa no solo visibiliza esta realidad, sino que la humaniza, mostrando que detrás de ese resentimiento hay muchas veces dolor no reconocido, vergüenza internalizada y una ausencia de referentes adultos que validen experiencias emocionales distintas”, detalló.

RECHAZO Y REDES SOCIALES

En el segundo episodio el hijo del inspector Bascombe explica el significado oculto de esos emojis, como corazones y la píldora roja, algo que le ayuda a entender el caso y también deja de manifiesto la brecha comunicativa que existe en la actualidad entre padres e hijos, pero también cómo afecta a los jóvenes el uso de x, Instagram y las demás plataformas de comunicación en la red.

“Respecto al uso de redes sociales, lo que destaca es la manera en que la serie retrata la lógica de validación constante, la construcción del yo como marca, y el uso de plataformas como terreno de competencia afectiva. La necesidad de ser visto, de obtener aprobación inmediata y cuantificable, configura la autoestima como algo frágil, dependiente de la mirada externa. Esta dimensión es especialmente relevante hoy, dado que investigaciones en bienestar digital han demostrado una correlación entre el uso intensivo de redes, la comparación social y el aumento de síntomas de ansiedad y depresión, particularmente en adolescentes”, planteó el psicólogo.

Agregó sobre la serie que “la gestión del rechazo también está retratada con sensibilidad. Estudios recientes en neurociencia social han mostrado que el rechazo activa los mismos circuitos cerebrales que el dolor físico. Esto significa que una experiencia de exclusión, ridiculización o ruptura afectiva puede desencadenar en los adolescentes respuestas de defensa, retraimiento, rabia o autoagresión. La serie logra transmitir cómo estas respuestas muchas veces no tienen salida simbólica dentro del sistema escolar o familiar, quedando como emociones silenciadas o convertidas en violencia dirigida hacia otros o hacia uno mismo”.

LIDIAR CON ESTOS TEMAS

La producción de Netflix ha puesto en el tapete asuntos de los que se habla poco en la adolescencia, y que se debería explorar con mayor profundidad.

“Lidiar con estos temas requiere una intervención multinivel, sostenida y con fundamentos pedagógicos y clínicos claros. En primer lugar, es fundamental que las escuelas adopten un enfoque formativo de la convivencia y de la salud mental. Esto implica no limitarse a intervenciones reactivas ante episodios de conflicto o sufrimiento, sino incorporar en el currículo escolar programas de aprendizaje socioemocional basados en evidencia. Estos programas permiten desarrollar habilidades como la autorregulación emocional, la toma de decisiones responsables, la empatía y la construcción de relaciones nutritivas”, aseguró Rodrigo Rojas-Andrade.

El académico de la escuela de Psicología de la Usach profundizó también sobre las formas de masculinidad que generan sufrimiento. “Es clave abrir espacios de diálogo crítico y experiencias educativas que permitan a los varones explorar otras formas de ser hombres, alejadas del mandato del dominio, el silencio emocional o la exigencia de éxito sexual", señaló.

Agregó que "esto puede hacerse mediante talleres, actividades expresivas, grupos reflexivos o espacios extracurriculares que favorezcan la diversidad de identidades y el cuestionamiento de los estereotipos de género. Lo importante es que haya adultos significativos, docentes, orientadores, profesionales psicosociales, que estén preparados para acompañar sin juzgar, y que puedan ofrecer modelos alternativos desde su propia experiencia".

POTENCIAL PEDAGÓGICO

Para el psicólogo el programa de Netflix podría ser un material muy importante para difundir en las escuelas, algo que sí o sí debe ser acompañado con un apoyo de profesionales de la materia.

“La serie no solo tiene un alto valor narrativo, sino también un enorme potencial pedagógico y emocional. Verla en contextos educativos puede ser una excelente oportunidad para abrir conversaciones que muchas veces no se dan, ya sea por falta de tiempo, de lenguaje común o de espacios seguros. Lo que permite una obra como esta es introducir, desde la identificación emocional, temas que de otro modo serían difíciles de abordar: la vergüenza, el deseo, la exclusión, el dolor del rechazo, la búsqueda de pertenencia”, aseguró.

El especialista indicó que “no basta con proyectar el programa en una sala. Su inclusión en el espacio educativo debe ser mediada por profesionales capacitados, con guías de conversación, actividades de reflexión, y estrategias de contención emocional”.

Por último, señaló que “mostrar la serie o segmentos de ella, a las familias, o trabajarla en encuentros con apoderados, puede generar una oportunidad única para construir un lenguaje compartido entre generaciones. Los adultos muchas veces no comprenden el mundo emocional adolescente actual, y esta serie puede ser un puente para comprender, escuchar y acompañar mejor”.

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