Los malos augurios son habituales previo a los megaeventos deportivos, y en Chile no fue excepción. La megaempresa que significó la organización de los Juegos Panamericanos y Parapanamericanos implicó, según Deloitte, una inversión sin precedentes en la historia deportiva del país. Las personas hacen las organizaciones, y en este caso, se cumple.
Como se nos enseña en las facultades de administración, las personas son fundamentales en cualquier organización, y en este caso, la rotación de gobiernos y ministros, así como cambios en la dirección ejecutiva, influyeron en la dinámica de la estructura organizacional. Este proceso refleja la dinámica que suele acompañar a eventos de esta magnitud.
La claridad y eficiencia en la toma de decisiones de Harold Mayne-Nicholls impactaron la dinámica de la organización, impulsando a los juegos a un esplendor que hemos vivenciado en la últimos días. El Estadio Nacional es un ejemplo del legado de infraestructura, situando a Chile en un estándar olímpico en instalaciones deportivas.
La visión inclusiva y sistémica de estos proyectos ofrece espacios de desarrollo de nivel internacional, apto para megaeventos deportivos mundiales, un logro que hace una década parecía inalcanzable. El homenaje a Sergio Livingstone y Julio Martínez destaca a dos figuras importantes de la historia de Chile que fueron visionarios y soñaron con metas aparentemente inalcanzables, y creyeron en lo que muchos consideraban imposible. Este reconocimiento resalta su valentía, determinación y capacidad para inspirar a otros a seguir sus sueños.
Sin embargo, no todo es perfecto. Algunos aspectos quedaron pendientes, como la seguridad de algunos espacios y la conexión con el transporte público de ciertas sedes. Además, la estimación de asistencia del voluntariado ha sido un desafío complejo, por las fluctuaciones, lo que refiere una revisión del proceso de reclutamiento, y la falta de incentivos claros.
La transferencia de conocimiento también ha sido limitada debido a la falta de interés general de las universidades y de ciertas capas de la organización. Pero, ¿son estos aspectos negativos? Para nada. Es importante recordar que todos los megaeventos deportivos enfrentan desafíos debido al estrés inherente a su magnitud. Lo fundamental es que la organización sigue abierta a la retroalimentación y la mejora continua.
El legado de este evento trasciende lo material. Busca fomentar una cultura deportiva que destaque la importancia del juego limpio, la perseverancia en la mentalidad de crecimiento y la oportunidad de conexión y cohesión social que las prácticas deportivas promueven. Esto es lo que realmente importa y lo que hace que estos juegos sean un hito en la historia deportiva chilena. En este sentido, los Juegos Panamericanos y Parapanamericanos en Chile son un paso significativo hacia un futuro en una sociedad culturalmente más inclusiva, oficio primario y esencial del deporte como fenómeno social.