En la calle Campo de Deportes, a la altura del 80, y justo en la esquina con avenida Irarrázaval sobresale un llamativo mural que está realizado sobre un edificio. Los peatones y ciclistas pasan, pero solo un par levanta la mirada.
Al hacerlo, sacan de inmediato su celular para captar el momento que están viendo. Se trata de una mujer que está con sus manos cerca de la cara y con los ojos cerrados, que en un día soleado pareciera estar disfrutando de los rayos del sol. El mural, ubicado en Ñuñoa, también busca resaltar el verde en una ciudad donde el gris del cemento se toma gran parte de las calles.
La intervención artística realizada por Dasic Fernández, artista chileno y destacado a nivel internacional, se gestó el año pasado, luego de que el grafitero fuera contactado por la inmobiliaria Copahue.
En conversación con Diario Usach, Dasic señala que “a finales del 2023 tuve los contactos con la inmobiliaria Copahue, porque el dueño de esta constructora había visto mi trabajo en Miami”.
El arduo trabajo comenzó la última semana de septiembre, con su equipo compuesto por cuatro pintores, y terminó la primera semana de noviembre. El artista señala que “es bastante complejo trabajar en esas dimensiones y en la altura, además se le agrega el factor de complejidad de que el edificio en ese entonces estaba en construcción todavía”.
Sobre cómo fue el proceso de realizar el mural, cuenta que “no me gusta llegar con un diseño definitivo, como solamente traspasar una imagen que yo ya tenga diseñada, sino que llego con una idea base y sobre eso se sigue completando. Hay mucha improvisación, mucha composición sobre la marcha, que es lo que para mí lo hace interesante”.
El artista relata que la realización fue bastante intensa con su grupo de trabajo, y luego que terminara la labor de los cuatro pintores, él se dedicó de llenó a la etapa de finalización. "como ya nadie me restringe el horario, puedo trabajar, no sé, desde diez a catorce, dieciséis horas, que fue lo que hice", señala.
Agrega que esta decisión la hace porque "prefiero darle con mucha intensidad al trabajo, porque también eso lo hace más interesante y esa intensidad, tengo la idea de que queda un poco reflejada también en la obra".
EL SIETE, NÚMERO CLAVE
Aunque para algunos el mural se llama "Mirar hacia arriba", el grafitero revela que su verdadero nombre es "777", debido a su afición a los números. "Soy una amante de la matemática, de la geometría, entonces le puse como título 777, que es el número que más se repite en la obra", detalla.
Dasic Fernández agrega ese número tiene un significado en todo el mural: "es una obra que tiene siete tonos de siete colores distintos. Trabajamos sobre siete andamios colgantes. Mi número personal es el 7, la composición de las figuras,toda la composición se inscribe dentro de un heptágono, ¿cierto? Que es este polígono de siete caras y siete aristas".
POSICIÓN EN EL MUNDO
El reconocido artista internacional señala que busca que su mural genere algo en las personas, que le diga algo. "A mí lo que me parece interesante de pintar este tipo de obras monumentales es el concepto de la escala, de las proporciones, de entender la distancia del observador, la distancia de los otros edificios que se mezcla con la velocidad del peatón, la velocidad vehicular. Entonces, mi idea es que el observador de cierta manera sienta cuál es su posición en el mundo a través de ver una obra monumental en el espacio público", reflexiona.
El grafitero plantea que "hay que pensar que estamos rodeados constantemente de mucho ruido visual, de mucha basura visual entre la publicidad, los colores de comida, los rayados, todo este tipo de información visual que está en la calle. Estas obras monumentales entran un poco a ser parte de toda esta información que hay en el espacio público y el desafío está en cómo hacer para que no sea parte del ruido, sino que sea parte del silencio, de un espacio de introspección, de un espacio de poder mirar, observar una obra, pero al mismo tiempo observarse a uno mismo también".
Sobre qué quiere generar en las personas, Dasic Fernández asegura que "suceden que eso está fuera absolutamente de mi control, porque está desde algún niño de 5, 6, 7 años que lo pueda ver y qué sabes tú lo que le puede pasar a ese niño cuando ve una obra como esa, cuál es el impacto que pueda tener, porque cuando nosotros crecemos nos quedan estas imágenes, estas sensaciones, nos quedan en la memoria, y al final pasan a ser parte de la historia de cada uno. Sí me gusta la idea de poder crear memoria en la persona".
El artista afirma que sí busca que este mural "sea una especie de bomba de color en una ciudad tan gris como Santiago, de cómo conjugar los elementos que están alrededor, como la Cordillera de los Andes, que juega siempre con los colores del cielo, la falta del verde que es tan importante en la capital, por eso es que tiene un tanto porcentaje de color verde también esta obra en particular. El mensaje también detrás, cuáles son las sensaciones que yo intento transmitir a través de una obra en particular. Son muchas capas de información para todos".
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