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Tuvo una obsesión por el Movimiento de Izquierda Revolucionario (MIR), conocía su historia al revés y al derecho, eso lo condujo a escalar rápidamente dentro de la dictadura de Augusto Pinochet. Todo gracias a su pasado como antiguo militante PS y dirigente poblacional en Peñalolén.

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La bestia se presenta al mundo y buscan que le tengan miedo.

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La traición fue el motor de su vida. Le dio la espalda a sus vecinos y camaradas políticos. Luego de ser candidato a diputado por la Unión Socialista Popular (Usopo) en Llanquihue, fue detenido después del golpe militar, comenzando, tras este hecho, a operar como agente del Grupo Halcón de la DINA. 

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Es un animal grotesco.

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De la mano de Miguel Krassnoff, su crueldad para torturar a diversos detenidos se hizo famosa. En una oportunidad, comentó que no dudaba en aplicar electricidad para causar dolor a sus víctimas, a las mujeres en pezones y vaginas. Nunca se arrepintió.

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Nadie quiere ser visto con la bestia.

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El 16 de octubre de 1975 se fue de Chile. Ahí vivió en la clandestinidad hasta 1992 cuando fue expulsado y regresó a nuestro país para enfrentar a la justicia por diversos casos de Derechos Humanos. Algunos de ellos son la desaparición de la dirigenta del MIR, Lumi Videla, el secuestro de Alfonso Chanfreau y la detención de Sergio Reyes Navarrete, entre otros.

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No tiene empatía.

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Dijo que no mató a nadie, pero que volvería hacer lo que hizo y peor. Le recriminó a Pinochet dejar a algunas personas opositoras vivas. Era mejor tirarlas al cráter de un volcán como el Villarrica.

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A la bestia se le nombra.

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Osvaldo Romo pasó sus últimos días inconsciente en el hospital de la Penitenciaría de Santiago, internado por una diabetes progresiva. Nadie lo visitaba y el olor de su pieza era insoportable. Murió el 7 de julio de 2007.Fue sepultado dos veces y en total soledad.