Dos estudiantes del Doctorado en Ciencias mención Astronomía de la Universidad de Chile, José Vinés y Ricardo Ramírez, fueron parte de la investigación internacional que dio a conocer un inusual exoplaneta con nubes de metal y lluvia de titanio.
De acuerdo a los científicos a cargo del estudio, este es el planeta más brillante jamás encontrado, está ubicado a 260 años luz de la Tierra y "no debería existir". Los resultados fueron publicados en la última edición de la prestigiosa revista Astronomy & Astrophysics.
"Pensamos que las capas superiores de la atmósfera de este planeta contienen elementos como el titanio y silicato (componente de la arena y el vidrio). Este mundo es un objeto muy brillante, reflejando la luz de su estrella anfitriona. Sin ir más lejos, es el más brillante jamás encontrado... a la fecha", explica Ramírez.
La importancia del estudio, además, radica en que hasta antes de este trabajo se creía que en órbitas cercanas a una estrella no podrían existir planetas del tamaño de Neptuno, ya que perderían su atmósfera, razón por la que esa región se conocía como “desierto neptuniano”.
Pero el equipo detrás de esta investigación, integrado por científicos de diversos países, logró hallar mundos de este tipo, entre ellos este extraño planeta denominado LTT9779b. El inusual objeto, descubierto el año 2020, fue dado a conocer este lunes 10 de julio en la última edición de la revista científica Astronomy & Astrophysics.
“Hemos descubierto a este ‘extrañísimo’ objeto que parece tener nubes metálicas sumamente reflectantes en la parte alta de su atmósfera”, explica James Jenkins, académico de la U. Diego Portales y uno de los investigadores del Centro de Astrofísica y Tecnologías Afines (CATA) que participó en este trabajo.
Detalla, además, que “aunque el planeta tiene una temperatura de alrededor de 2.000° Celsius, todavía tiene nubes, pero no nubes de agua como las conocemos en la Tierra, sino que nubes de titanio y silicato, nubes de metales”. De esta forma, se cree que estas nubes podrían condensarse en gotas, por lo que serían posibles lluvias de titanio en algunas partes de la atmósfera.
Este nuevo planeta, al cual los investigadores tildaron como “bestia rara” o “el planeta que no debería existir”, es un verdadero espejo gigante en el espacio. El descubrimiento se logró utilizando el Characterising Exoplanets Satellite (Cheops), un observatorio espacial de la Agencia Espacial Europea (ESA) con el que se determinó que este planeta es aún más reflectante que Venus. Para la investigación, además, desarrollaron el método de eclipses secundarios, buscando la luz de la estrella reflejada en el planeta debido a algunas nubes o neblinas que son reflectantes.
Son tan pocos los mundos de este tipo descubiertos, que cada uno implica una tremenda cantidad de trabajo para poder entender sus características y así comprender mejor las condiciones que podrían haber llevado a la formación de planetas en esta región y el proceso que podría causar la falta de planetas.
“Los pocos planetas que hay más allá de LTT9779b son todos mundos rocosos densos, probablemente sin atmósfera, lo que dificulta su estudio. Además, la mayoría de los planetas rocosos y júpiter calientes que hemos estudiado previamente de manera similar son oscuros, lo que significa que probablemente no alberguen nubes tan reflectantes en la atmósfera”, agrega James Jenkins.
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