Carlos Alcaraz, tercero en el ranking de la ATP consiguió este domingo su primera corana en Roland Garros, esto tras derrotar a Alexander Zverev (N°7) en un disputado duelo a cinco set (con parciales de 6-3, 2-6, 5-7, 6-1 y 6-2) y que se extendió por 4 horas y 19 minutos.
El partido comenzó mirando al servicio del germano, que empezó con dos dobles faltas consecutivas y que marcó el ritmo de los primeros compases. Zverev no se bajaba de los 200 km por hora, pero Alcaraz conseguía contrarrestar el saque bien con su resto, minimizando la principal arma de su adversario.
Se intercambiaron quiebres de salida, pero el juego del español fue ganando en volumen, en variedad, tirando de su abanico de golpes que pusieron a prueba la atención del alemán, que no tiene la mejor arrancada del circuito y tuvo que corretear una vez tras otra tras las dejadas del murciano.
Con eso consiguió arrancar hasta tres saques a Zverev en el primer set, una gesta si se tiene en cuenta que en todo el torneo había dejado escapar 14.
Ajustó cosas el germano para el segundo asalto seguida de un incremento de presión del español, quien varió el juego para hacer correr a su rival y logró meter un grano de arena al tenista germano, para colocarse 5-2 y servicio a favor para hacerse con la tercera manga.
Un despiste hizo que Alcaraz perdiera cinco juegos seguidos y el tercer set, lo que le puso contra las cuerdas. La reacción fue inmediata. El hispano recuperó su potencia, sorprendió al alemán, que, cuando se quiso dar cuenta, había cedido cuatro juegos.
El partido estaba abocado a ser la décima final de Roland Garros que se resolvía en cinco sets, le epílogo normal entre dos supervivientes: Alcaraz había superado a cinco en semifinales a Sinner y de los once partidos que había jugado a cinco en toda su carrera, solo había perdido uno. Zverev se apuntó dos en este torneo y en total, diez de once en Roland Garros.
Alcaraz rompió el servicio de Zverev en el tercer juego y aguantó hasta cuatro bolas del alemán para recuperarlo en el siguiente, una de ellas muy protestada por el germano.
El partido entró en el terreno de la agonía. Al español le costaba defender su servicio, pero el alemán empezaba a descarrilar. Como ante Sinner dos días antes, Alcaraz comenzó a liberar su brazo y a llevar la apoteosis a la tribuna, terreno conquistado: Alcaraz lograba un 6-2 en el último set y se consagraba campeón de Roland Garros.