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Cecilia Coll: "Promover la creación artística y cultural en poblaciones, sindicatos y escuelas era fundamental para el proyecto de la UTE"

La gestora cultural, Jefa de Extensión Artística de la Universidad Técnica del Estado y una de las fundadoras del Sello DICAP, comentó sobre el espíritu de trabajo que se vivía en el campus, para incentivar la cultura a nivel nacional durante la Unidad Popular y la rectoría de Enrique Kirberg.

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  • Diario Usach

  • Miércoles 29 de noviembre de 2023 - 11:36

Cecilia Coll a temprana edad comenzó a militar en las Juventudes Comunista de Chile movilizada por el sentido de justicia y un sentimiento profundo a la desigualdad que veía en el campo y la ciudad. Estudió matemática en la Universidad de Chile y con 30 años ingresa en 1971 por petición de Enrique Kirberg a trabajar como Jefa de Extensión Artística en la Universidad Técnica del Estado. Unidad de la Secretaría Nacional de Extensión y Comunicaciones, una figura similar a la de una Vicerrectoría, y que dentro de sus programas estaba el desarrollo de la extensión académica, cultural y artística. 

En ese entonces, la UTE tenía una estructura nacional con sedes universitarias desde Arica a Magallanes que dependían de la Secretaría, por tanto, el desarrollo de las actividades era a nivel nacional. Radios, talleres, imprentas, grupos de teatros, coros, conjuntos artísticos, talleres literarios y la creación del Canal 11 - del Departamento de cine y televisión-, eran algunos proyectos de difusión y creación artística de esta Universidad pública que se vieron truncados por el golpe de Estado de 1973 . 

El vínculo de Coll con el área artística provenía de su rol como encargada de Cultura de las Juventudes Comunistas (JJCC) y su participación en la fundación de la Discoteca del Cantar Popular, DICAP, sello discográfico que dedicó su catálogo a la Nueva Canción Chilena. De esta forma, creó redes con Quilapayún, Víctor Jara, Isabel Parra entre otros artistas del sello que fueron parte de los elencos que trabajaban para la UTE a través de conciertos, talleres u otras actividades presentes en todas las sedes de la Universidad Técnica de norte a sur.

En sus palabras conoceremos el espíritu que vivía la UTE a nivel cultural en plena Reforma Universitaria, el trabajo en terreno, la visión del rector Enrique Kirberg y el cruce que existía entre estudiantes, funcionarios, artistas, sindicatos, trabajadores y pobladores, que en su conjunto levantaban actividades e instancias de creación. 

-¿Cuáles fueron los lineamientos o funciones que tuvo que tomar cuando asumió como directora de Extensión Artística?

Como era un área nueva, estaba claro que había que generar en todo el país actividades que impulsaran y apoyaran los coros de las sedes, el Circo Minero (1951) por ejemplo, que era el único de Chile conformado únicamente por estudiantes, los títeres, las Peñas de la UTE en Santiago y Valdivia. El Teatro Nuevo Popular (1968) desarrollado por el Convenio CUT-UTE, el Teatro Teknos (1958), el Ballet Folclórico (BAFUTE) que partieron por motivación de los estudiantes, pero después pasaron a ser elencos oficiales de la UTE. El Coro Central dirigido por Mario Baeza, también mediante convenios trabajamos en la música con Inti Illimani, Quilapayún, Isabel Parra, Víctor Jara, Cuncumén, Charo Cofré o con la dramaturga Isidora Aguirre a través de talleres dirigidos a trabajadores y campesinos. 

- ¿Cómo se traducía el espíritu de la Reforma Universitaria en la música puntualmente?

Esto se traducía con la concepción de una Universidad integral ligada al desarrollo del país que tenía el rector Kirberg. Trabajo que venía desde la Reforma Universitaria acorde con las necesidades de Chile, y expresada en todo el quehacer de la Universidad.

En ese momento el cobre se había nacionalizado recién (1971) y había que formar técnicos y profesionales aptos para esas tareas. La idea era “no solo llevar números artísticos” sino tomar el papel de crear agrupaciones o distintas expresiones que se dan en los sindicatos, poblaciones, juntas de vecinos, etc. El rol de la cultura entendida integralmente juega un papel fundamental en la sociedad, yo estoy segura que si en este momento tu como agente cultural fueras capaz de desarrollar y entusiasmar en las poblaciones con actividades artísticas o deportivas, podrías ayudar a sacar a mucha gente de la droga. Promover la creación artística y cultural en poblaciones, sindicatos y escuelas era fundamental para el proyecto de la UTE. 

-¿Qué recuerdos tiene de la puesta en escena de los elencos, cómo eran las presentaciones de ese momento y cómo se vivía el ambiente artístico?

Las actividades tenían una planificación cuidadosa hasta los detalles, y lo digo porque el rector era muy riguroso en todo lo que desarrollaba, era una persona que iba más allá de la política universitaria, muy preocupado de la excelencia de los que se realizaba. Por ejemplo, realizar un concierto está lleno de preocupaciones, un micrófono que no funciona y se acabó la actividad. El espíritu de Kirberg era pensar las cosas que hacíamos, planificarlas, organizarlas y ganarse al equipo para que entiendan la actividad y quieran comprometerse con lo que se está haciendo cualquiera sea la forma que ello adopte, docencia, extensión o investigación.

Todas las actividades tenían rutinas de trabajo muy profesionales al igual que en música. Era un trabajo permanente, nos apoyamos en los artistas que tenían convenio con la UTE y con un equipo de productores a lo largo de Chile con las sedes de Extensión en regiones. Realizamos por ejemplo un Festival Nacional de Coros en Punta Arenas donde participaron todos los coros de las Sedes de la UTE, a los que trasladamos a esa austral ciudad.

-¿Cómo surge tu compromiso con la política, su partido el PC y la cultura. ¿De dónde viene ese espíritu?

Cuando ingresé a las juventudes comunistas nadie lo era en mi familia, pero sí tenía una tía sindicalista de los profesores, y en mi caso empatice con la tremenda desigualdad de este país, la falta de oportunidades para la gente, el manejo de los poderosos de siempre. Cosa que veía en el campo, en la industria, en la explotación y me producía una sensación de rebelarme contra eso fuertemente. Leía muchísimo y eso me llevó también a entender las luchas de otros pueblos.

Pertenecí a una generación que quería otras cosas, que quería cambiar el mundo, más allá de la cosa personal. Los comunistas pelean por un mundo más justo y eso nos acercaba a las luchas de la clase obrera. Los jóvenes  teníamos esa rebeldía, por eso nos jugamos por el término de la guerra de ocupación norteamericana en Vietnam, defendimos la Revolución Cubana y solidarizamos con las luchas de otros pueblos. Yo sigo pensando que hay que cambiar el mundo y este país neoliberal a fondo por la injusticia, las diferencias abismantes en los derechos  a la educación, la salud, la vivienda, por la segregación a la mujer y todas esas cosas que siguen siendo iguales. Me duele mucho ver cómo han transformado esta juventud en inmediatista, individualista y creo que se merecen otra cosa.

-¿Cómo fue el encuentro con la comunidad UTE cuando entró?

Venía de un maravilloso e interesante trabajo como dirigente estudiantil en el liceo y luego en la universidad, también de una basta experiencia con jóvenes obreros y de las poblaciones. Trabajé  en el área cultural con los artistas y con el sello Dicap, entonces acceder al trabajo en la UTE con su comunidad me permitió aprovechar  lo acumulado para  seguir desarrollando esa política cultural  que era parte de la concepción de la Universidad. Siempre que reflexiono sobre ese periodo, pienso que nunca  fui  más feliz en mi vida, aplicar en la realidad lo que queremos y trabajar con un equipo que está convencido de lo que hace es impagable. 

¿Cómo ve la transformación del espíritu político y cultural que había en los conjuntos en ese tiempo versus ahora? 

Siguen habiendo muchas expresiones artísticas en las poblaciones y en los barrios eso sigue existiendo, ahora hay una parte importante que está vinculado al sistema. Es usado por el sistema, proteger el arte requiere recursos y el Estado debe invertir en el desarrollo de la cultura y la ciencia,  y eso es una decisión política. Una sociedad debe entender el papel de la cultura en todo el desarrollo integral del hombre. 

-¿Cuál es esa memoria UTE que quiere transmitir a la juventud y que se ve reflejada en la exposición “Por la vida…¡Siempre!? 

Lo más importante es el compromiso para cambiar el mundo y los jóvenes hoy deberían estar en esa parada. Nuestra generación luchó por la Reforma Universitaria porque queríamos una universidad acorde con el desarrollo del país y para todos. La educación universitaria era gratis, el 90% de la población estudiaba en los liceos públicos y lejos de mejor calidad que ahora. Pero igual era necesario que muchos más jóvenes pudieran estudiar y no tener que trabajar para aportar en sus casas. A mi me gustaría transmitir esa pasión por hacer de tu vida algo más allá de tu vida personal y el acceso a lo material, todo lo que hizo el gobierno popular en ese corto tiempo, iba en ese camino. Por eso, hago un llamado a visitar la exposición Por la vida..¡Siempre!, sobre todo los jóvenes, ella está ligada a los valores más profundos de la UTE USACH, su compromiso con el desarrollo de Chile y su defensa de la democracia contra el fascismo que es también hoy una amenaza para la humanidad. 

Entrevista realizada por Daniela Valdés Villagrán

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