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Hace algunos días, el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) dio a conocer la última edición de su boletín de estadísticas vitales coyunturales preliminares y en la que se indicó que los chilenos y chilenas se están casando menos en relación a lo que ocurría en 2023.

Específicamente, el documento señala que hasta julio de este año, 3.439 parejas contrajeron el vínculo civil, cifra un 9,1% menor que en igual mes de la temporada pasada. Y no solo eso, en otros puntos el informe señala que los acuerdos de unión civil (AUC) ascendieron a 1.482 en julio, cifra que implicó un alza interanual de 20,1% y un aumento mensual de 10,6%.

¿POR QUÉ ESTÁ PANSANDO ESTO?

“Las claves que tenemos que buscar para ver esta disminución del matrimonio en Chile están directamente vinculadas con el modelo de sociedad que se está promoviendo y que están sucediendo en el resto del mundo. Chile  es un ejemplo de neoliberalismo en ese sentido”, señala Dante Castillo, sociólogo y académico de la Universidad de Santiago (Usach).

El experto sostiene, además, que hay claves multifactoriales que explican la disminución de enlaces matrimoniales. Por ejemplo, que muchas personas ya se han convencido que los casamientos “no son para toda la vida”, y son, más bien, vínculos momentáneos. Esto, a pesar que en términos legales, el artículo 102 del Código Civil define la unión matrimonial como “un contrato solemne por el cual dos personas se unen actual e indisolublemente, y por toda la vida, con el fin de vivir juntos, de procrear, y de auxiliarse mutuamente”.

Lo anterior es un tema no menor para el sociólogo Usach, ya que, según explica, mucha gente piensa que, normativamente, el casarse significa firmar un documento que luego involucrará un gasto económico al momento del término. Por eso indica que no es raro que muchos chilenos consideren la frase “mejor vivamos juntos, compartamos gastos, pero no formalicemos porque no estamos seguros de que esto vaya a durar”.

EL DESARROLLO DE LA VIDA MODERNA

Castillo subraya que en el Chile de hoy, casi todos los caminos conducen al desarrollo profesional de los jóvenes y a su realización personal, lo que deja al matrimonio como una opción que puede postergarse. De hecho, la presión social de décadas anteriores (de casarse y de hacer familia durante la etapa de la juventud) hoy no existe. “La sociedad enarbola es que las personas se desarrollen y que es en esta vida biológica donde tienen que resolverse a diferencia de lo que ocurría en antaño, en las comunidades más religiosas donde las personas pensaban que su realización final estaba en el paraíso y no en la tierra misma. Hoy, nosotros somos hiper racionalistas y todo tiene que pasar ahora”, explica.

Para el especialista, esta forma de entender la sociedad ha tenido beneficios, entre los que se destaca la mayor presencia de las mujeres en el mercado laboral. “Eso ha permitido un desarrollo profesional, técnico y académico”. 

Incluso, el académico va más allá y dice que este fenómeno de vivir en pareja sin establecer un contrato matrimonial ha sido leído por varios sectores de la industria, en donde se destaca el sector inmobiliario. Sostiene que “hay un olfato comercial, por ejemplo en la construcción. Hoy hay muchos edificios que tienen departamentos de un ambiente, lo que permite que parejas, incluso casadas, vivan de manera independiente. Es decir, ‘yo tengo mi espacio y tú tienes el tuyo aunque estemos casados. Compartimos y tenemos nuestras vidas independientes para juntarnos de vez en cuando”. Esto da luces de otro ejemplo del neoliberalismo con que se está viendo en Chile la figura del matrimonio.

“Eso que era utópico hace 20 o 30 años atrás, y que se ve en países desarrollados, es perfectamente posible en el Chile actual, porque nuestra producción de vida tiene a ver eso como más rentable. Hoy estamos más centrados en nosotros mismos como sujetos individuales”, sostiene Castillo.

Conoce las carácteristicas del matrimonio civil en Chile: