El sobrepeso y la obesidad están catalogados como la nueva pandemia planetaria, por la alta tasa de enfermedades y muertes asociadas a esta problemática. Pese a la implementación de políticas públicas, que contribuyan a la disminución de peso y el fortalecimiento de los estilos de vida saludable, aun no se ha conseguido disminuir el índice de obesidad, siendo la población con mayor vulnerabilidad la más afectada.
En los años 50, en Chile, las políticas públicas estaban enfocadas a combatir la desnutrición. Hoy su enfoque es principalmente en la malnutrición, pero por exceso, es decir, personas que presentan sobrepeso u obesidad.
El sobrepeso y obesidad a nivel mundial ha casi triplicado su prevalencia desde 1975, catalogándose como una pandemia de tipo no infeccioso. En América, Chile se encuentra en el tercer puesto con mayor prevalencia de sobrepeso u obesidad. La federación Mundial de la obesidad indica que se espera que el sobrepeso y la obesidad aumenten a un 43% para el año 2035, siendo estas cifras alarmantes, presentando mayor cantidad de enfermedades relacionadas con el sobrepeso u obesidad, es por ello que se han generado políticas públicas para generar una disminución en alimentos ultra procesados, denominados Altos EN (alto en calorías, grasas saturadas, sodio, azucares), logrando la reducción de compra de productos ultra procesados desde un 17 a un 60%, dependiendo del producto, no obstante la pandemia de la obesidad día a día sigue aumentando en nuestro país.
Es por ello que se revisó dentro de las américas a México, por su alto índice de sobrepeso y obesidad (75.2%), evaluando qué tipo de políticas públicas han generado un mayor impacto, ya que al contar con la ley de etiquetado hubo una disminución en la venta de comida “chatarra”, pero la población siguió con elevados porcentajes sobrepeso y obesidad. En el 2014 se creó la ley de alimentos no básicos de alta densidad calórica y a los refrescos (impuesto a la comida chatarra y bebidas azucaradas).
En ambos países estudiados existe la ley de etiquetado, lo que ha generado una educación en la población con respecto a identificar si los productos que consumirán los usuarios son “Altos En” o no, produciéndose una disminución en el consumo de estos productos alimenticios, pero no así en el sobrepeso y la obesidad. Según los documentos analizados, se puede generar un impacto epidemiológico en la población chilena mediante un impuesto en los alimentos no básicos de alta densidad calórica y a las bebidas azucaradas (comida chatarra), y con el dinero recaudado, generar un sistema de subvención de alimentos saludables a quienes más lo necesiten.