Hacer un disco a base de un instrumento de cuerdas que no sea la guitarra es un desafío, pero cuando se trata del violonchelo, la osadía es mayor. Así es Maggi Rust para abordar la música, radical y jugada, y en esta su primera producción solista “Dual” sale airosa.
Con su reconocido talento, esta austríaca radicada en Chile desde el año 2010, es una colaboradora incansable de la escena musical chilena, Inti-Illimani, Nano Stern y Aguaturbia, son solo algunos de los destacados proyectos dónde ha aportado con sus habilidades. Se ha presentado en múltiples escenarios y festivales importantes a lo largo de nuestro país como el Festival de Viña del Mar, Lollapalooza, etc.
Sus raíces vienen desde la música tradicional y clásica, estudió en la Universidad de Graz donde se graduó con el grado Bachelor de la carrera pedagogía instrumental y del canto, pero su curiosidad por lo nuevo la llevan rápidamente más allá de Los Alpes.
Se siente el constante espíritu nómade, pero siempre comprometido de Maggi en cada canción y los temas que le interesan son transversales. “En Chile la violencia de género es muy marcada. Por lo mismo, la respuesta de las mujeres ha tenido tanta fuerza y yo como mujer la apoyo y me identifico porque finalmente uno pertenece al lugar en donde vive más que de dónde vienes” comentó en una reciente entrevista en el sitio Panal Art.
En este disco, Maggi compone pensando en los clásicos, pero transgrediendo el modelo, se sienten aires de World Music en la bella “Sin dueño ni aval” y en “Empatía” junto a Natisú, está presente la tradición austríaca en “Für Oma”, y hasta la música rioplatense no se escapa de su interés en el corte “Pánta Rhei” interpretado con su proyecto DeRuts.
Incluso, en “Volver a empezar”, la cantante no teme en hacer match con la beatboxer Nelbiclap, quien hace de la canción un derroche de groove. Dando como resultado una fusión de ritmos y melodías que invita a la celebración de la vida. Los bronces están a cargo de Alejandro Pino y Alfredo Tauber.
Para cerrar el disco, Maggi eligió un cover de su coterráneo Falco, “Amadeo”, una versión despojada de la grandilocuencia de la súper estrella de los 80s. En definitiva, un disco que derriba fronteras e invita cruzar los límites, un viaje entre Europa y Latinoamérica, y viceversa, pero sin caer en la postal ni el cliché.
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