Sufrir de dolores crónicos es vivir en una constante ruleta rusa. No sabes qué te tocará en el día. Puede ser sentir un malestar generalizado en todo tu cuerpo, una fatiga tan intensa que te deja tirado en la cama, o amanecer sin problemas, esos últimos son los días más apreciados.
“Vivo con dolor”, es lo que repite la gente que lo sufre, casi como si fuera un mantra. Y aunque muchas veces las personas que lo padecen sienten que están solas en esto, en Chile son muchos los que pasan por lo mismo.
Según el estudio Radiografía del Dolor, realizado por el Centro de Estudios Longitudinales de la Pontificia Universidad Católica y la Asociación Chilena de Seguridad, 1 de cada 4 personas padece dicha dolencia en el país. Es decir, un 26% de los habitantes del territorio.
Además, el análisis reveló que las mujeres suelen tener más cuadros (32,9%) que los hombres (18,9%), y éste se vuelve más frecuente con la edad. El informe también señala que la frecuencia del dolor crónico es más alta entre pacientes con fibromialgia, dolor neuropático y dolor lumbar crónico.
María Eugenia Rivera, de 76 años, es parte de dicha realidad. "La fibromialgia me la diagnosticaron como hace 30 años. Recién se estaba conociendo. Amanecía sin ganas de levantarme, me dolían todas las articulaciones y todo muy inflamado, lo que me hacía sentir la sensación de que me habían apaleado durante la noche", relata.
Agrega que "sufría insomnio (dormía 2 a 3 horas diarias), por lo que estaba cansada y con sueño todo el día. Pero, igual tenía que hacer mis quehaceres diarios. También me producía depresión. Durante un año, tomé un montón de medicamentos, pero me propuse dominarlo para que no me siguiera afectando".
CÍRCULO VICIOSO
Daniel Erlij, reumatólogo del Hospital del Salvador, señala que las personas que viven con esta condición generan "un círculo vicioso porque el paciente que tiene dolor crónico, y eso en general, no solamente con la fibromialgia, repercute en el ánimo. Y el paciente que tiene ánimo bajo le duele más".
El especialista asevera que las razones que explican este fenómeno son que "el cuerpo humano tiene mecanismos para bloquear el dolor naturalmente. Eso lo hace el cerebro a través de vías descendentes de inhibición del dolor. El cerebro tiende a inhibir la molestia crónica, obviamente, para que podamos seguir adelante. Entonces, cuando el paciente tiene dolor crónico, para el cerebro es un desgaste enorme estar inhibiéndolo de manera constante y, por lo tanto, digamos, la piel empieza a agotarse".
ESTRÉS COMO GATILLANTE
Silvana Saavedra, reumatóloga de la clínica Indisa, señana que este tipo de padecimiento se puede ver también en personas que tienen artritis reumatoide, lupus eritematoso sistémico, espondilitis anquilosante, artropatías Inflamatorias, artrosis, entre otros.
Para la especialista manejar el estrés es clave para disminuir el dolor. "Lamentablemente esa situación, que es tan frecuente, es un factor que puede agravarlo. Estresados el cuerpo libera hormonas como el cortisol y la adrenalina, que pueden aumentar el dolor y la inflamación", detalla.
Agrega que "en pacientes con enfermedades crónicas el estrés tiende a exacerbar los síntomas, causando episodios de dolor más intensos o frecuentes y afectan la calidad del sueño. Por eso es fundamental que aprendan técnicas de manejo del estrés, como meditación y ejercicios suaves".
CONTROLAR LAS CRISIS
La reumatóloga Silvana Saavedra plantea que ante una "crisis" de dolores intensos lo primero que hay que hacer es tratar de mantener la calma y evaluar la intensidad de las dolencias. "Hay varias estrategias que pueden ayudar, aplicar frío o calor en la zona afectada, que puede provocar y brindar un alivio temporal, evaluación con el médico tratante para un ajuste de la dosis de los medicamentos prescritos, porque hay algunos que pueden ser usados en dosis de rescate, sumar ejercicios de relajación y elongación que ayudan a reducir el dolor. Si la crisis es muy intensa, se debe ir al servicio de urgencia o ponerse en contacto con el especialista".
El reumatólogo Daniel Erlij señala que es vital que sea visto de manera multidisciplinaria por varios especialistas. Además, señala que el pilar de todo es el ejercicio."Efectivamente disminuye el dolor. Por ejemplo, en la fibromialgia si el paciente tiene dolor y va a reposar, va a levantarse peor después".
Ese último consejo, el activarse deportivamente, es el que ha seguido al pie de la letra María Eugenia, algo que señala le cambió la vida. "Siempre he hecho gimnasia, por lo que seguí haciéndolo y agregué hidrogimnasia. Lo que me hizo súper bien. Puse toda mi voluntad en ello y logré superarlo. Nunca mas pensé que tenía fibromialgia. Actualmente los dolores que tengo son de mi artrosis, que tampoco los inflo mucho. Sigo haciendo ejercicios, en mi casa, con una rutina que me hice yo, para combatir todos mis dolores. Y ahí vamos, tirando para arriba".
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