El 60% de niños y niñas de segundo año básico está bajo el nivel de comprensión lectora esperado. Esto arroja un estudio de investigadores de la Universidad de Chile, la Pontificia Universidad Católica y la Universidad de los Andes. Es decir, tienen un retraso de al menos seis meses. Los resultados son parte de un estudio desarrollado con una muestra representativa de 1.153 estudiantes.
Los datos revelan que el 60% de los estudiantes en la Región Metropolitana exhiben un nivel de comprensión lectora por debajo de lo esperado. Esta evaluación se llevó a cabo mediante DIALECT, una herramienta digital adaptativa que se enfoca en los diversos subprocesos de lectura, ajustándose al nivel de comprensión lectora de cada estudiante.
Los resultados indican que el rezago en la comprensión lectora parece atribuirse, en parte, a una debilidad en los subprocesos de reconocimiento de palabras frecuentes y manejo de vocabulario, donde el 62% y el 40% de los estudiantes, respectivamente, presentan un rendimiento inferior al esperado al finalizar el primer año básico.
"La información de este estudio es única porque, por primera vez desde la pandemia, permite mirar cómo leemos en segundo básico para entender en qué parte del proceso lector quedamos detenidos y de qué magnitud es el desafío del sistema. El SIMCE de 4° básico nos comprobó que estamos llegando tarde. Necesitamos reaccionar mucho antes en la trayectoria escolar y para eso levantamos esta información", comenta Susana Claro, profesora de la Escuela de Gobierno UC, una de las autoras del estudio y cofundadora de la red Por Un Chile que Lee.
De manera más detallada, y de acuerdo con la clasificación socioeconómica establecida por la Agencia de la Calidad de la Educación, se observa que el nivel socioeconómico desempeña un papel crucial en el rendimiento lector de los estudiantes. Aunque el rezago lector afecta a todos los estratos, los resultados señalan una marcada disparidad educativa.
Un 29% de los estudiantes pertenecientes al nivel socioeconómico más alto no alcanza el rendimiento esperado al finalizar el primer año básico. En contraste, el 73% de los estudiantes en el grupo socioeconómico de menores recursos se encuentra por debajo del nivel esperado. Los autores subrayan la necesidad urgente de priorizar los establecimientos con bajos niveles de rendimiento, especialmente aquellos que educan a los niños y niñas más vulnerables.
“Un niño que tiene dificultades lectoras no resueltas en primero básico tiene casi un 90% de probabilidad de arrastrarlas más allá de cuarto básico, y de ahí la importancia de identificarlas a tiempo. El uso de datos para planificar la enseñanza y el desarrollo de la lectura es esencial, pues permite al profesor identificar fortalezas y necesidades lectoras de cada estudiante y planificar acciones de manera mucho más eficiente”, apunta Pelusa Orellana, académica de la Universidad de Los Andes y coautora de este estudio.
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