Recientemente, Chile ha dado un paso significativo hacia la modernización de su sistema de salud con la aprobación del proyecto de ley sobre la interoperabilidad de las fichas clínicas. Este avance, centrado en el uso de tecnologías de la información, no solo impacta a los pacientes y profesionales de la salud, sino que también plantea desafíos cruciales en términos de accesibilidad y equidad. En el camino hacia una salud digital inclusiva, es imperativo abordar las brechas existentes y avanzar estratégicamente para garantizar que nadie se quede atrás en la era digital.
La inclusión, destacada como uno de los principios rectores para la transformación digital de la salud por la Organización Panamericana de la Salud (OPS), propone un enfoque integral que aborde la accesibilidad, las habilidades digitales y la usabilidad, especialmente para poblaciones en situación de vulnerabilidad y aquellas que no están digitalmente alfabetizadas.
La salud digital no es solo una cuestión de implementar tecnologías, sino de asegurar que todos, independientemente de su situación socioeconómica, geográfica o de salud, puedan acceder y beneficiarse de estas innovaciones, de manera de mejorar la calidad de la atención de diversos grupos poblacionales, en el formato correcto y cuando lo necesiten, además de ayudar a disminuir la inequidad en el acceso a atención de calidad para personas con algún grado de discapacidad a través de la elaboración de soluciones tecnológicas digitales que sean accesibles, fáciles de usar y navegar.
El acceso a internet sigue siendo un desafío en algunas áreas, y es crucial abordar estas brechas para garantizar que todos puedan aprovechar al máximo las herramientas digitales. Chile, a pesar de tener algunos avances en conectividad, aún enfrenta desafíos significativos, especialmente en términos de acceso a banda ancha. La brecha entre diferentes estratos socioeconómicos y áreas geográficas es evidente y requiere medidas específicas para garantizar una distribución equitativa de la salud digital.
En términos de desarrollo tecnológico, el enfoque en soluciones "Mobile first" y "Offline first" es esencial para superar las limitaciones de conectividad. Estas estrategias no solo hacen que las aplicaciones sean más accesibles, sino que también mejoran la experiencia del usuario y permiten un uso efectivo incluso en entornos con recursos limitados.
La educación digital debe centrarse en el uso efectivo de la tecnología y en la comprensión de los derechos y responsabilidades asociados con el manejo de datos de salud, a través de la implementación de programas de alfabetización digital en salud dirigidos tanto al personal sanitario como a la población en general.
La inclusión de personas con discapacidades es un aspecto crítico que debe abordarse de manera más integral. A pesar de la existencia de normativas, es necesario estimular el desarrollo de tecnologías específicas que atiendan sus necesidades, garantizando que la atención de salud sea accesible para todos, que cuenten con interfaces amigables y cumplan con pautas de accesibilidad.
El camino hacia una salud digital inclusiva en Chile requiere una colaboración efectiva entre actores públicos y privados, bajo un liderazgo comprometido que permita que transformación digital no aumente las desigualdades, sino que, por el contrario, sea un vehículo para alcanzar una atención de salud universal y equitativa.