Un estudio del Fondo de Población de las Naciones Unidas aseguró que en 1950 cada mujer tenía en promedio cinco hijos, cifra que en la actualidad descendió a menos de la mitad y se cuenta en 2,3, y obviamente que Chile no está ajeno a esta realidad.
De acuerdo a lo publicado por La Tercera, el número de nacimientos en el país bajó a 1,5, lo que en comparación con otros países de la región pone a Chile al final de la fila, porque el promedio de hijos por mujer es el menor de América Latina, detrás de Argentina, con 1,6, y Brasil, con 1,9. Mientras que, en otros países, como Bolivia y Paraguay, este indicador asciende a 2,4 y 2,5, respectivamente.
Según cifras del Departamento de Salud Pública y Epidemiología de la Universidad de los Andes, la Tasa Global de Fecundidad (TGF) se redujo de 5,5 hijos por mujer en 1960 a 1,9 en 2011, con la primera gran inflexión produciéndose en 1970, cuando la mano de obra femenina aumentó del 22,4 al 40,2% y, en promedio, bajó a 3,4 ese año.
La misma publicación del matutino asegura que las Naciones Unidas destacan que desde la década del 70 muchas partes del mundo han registrado tasas de fecundidad negativas sin que haya implicado una reducción de la población total. ¿La razón? Por lo general, muchos de esos países experimentan una inmigración neta. “De hecho, se calcula que, a lo largo de los próximos decenios, la migración se convertirá en el único factor que impulsará el crecimiento demográfico en los países de ingreso alto”, reseña el informe del organismo.
Respecto a los efectos que produce la disminución de la tasa de fecundidad, Rodrigo Larraín, sociólogo y académico de la U. Central, coincide que “ya el próximo año va a estar igualado el número de mayores de 60 años con los menores de 15. Por lo tanto, va a haber un gran número de población que no va a estar económicamente activa. Entonces, empezará a bajar el producto interno bruto y existirá el riesgo que el país se estanque”.
Larraín afirma que existen razones que se dieron naturalmente y que explican las bajas en las tasas: “A medida que aumentan los niveles de educación y mejoran los trabajos urbanos, se produce la transición demográfica. Es decir, empieza a disminuir el número de nacidos y aumenta la esperanza de vida”.
Sin embargo, agrega que “obviamente esa explicación es incompleta, entonces otra razón podrían ser las expectativas sociales: la gente quiere tener mayores estudios o mejores trabajos, por lo tanto empieza a postergar la natalidad. Y este cambio se ve especialmente en las mujeres, pues ahora hay más mujeres estudiando y trabajando”.
Incluso, el informe de las Naciones Unidas se aventura en señalar que el fenómeno se debe a que las mujeres ejercen cada vez más control sobre su vida reproductiva.
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