El edificio “Gran Santiago”, ubicado en calle Huérfanos 1400, ha estado en el ojo de la polémica por varios años. ¿La razón? Las seis muertes que desde 2013 se han registrado al interior del recinto, tristemente conocido como el “edificio maldito”.
Si bien se apunta a la administración del edifico como principal responsable de los hechos de violencia, en diferentes reportajes emitidos se ha apuntado a un solo responsable: Miguel Jiménez Abrigo.
Jiménez es inversionista inmobiliario y tiene departamentos en varias comunas de Santiago y regiones. Al edificio “GS” (Gran Santiago), llegó el año 2016 y en poco tiempo se convirtió en presidente del comité del edificio, una decisión que, sin pensarlo, cambió su vida drásticamente.
El hombre ha sido acusado de ser el responsable de las muertes al interior del edificio, además de la mala gestión que existe desde hace ya un tiempo en el lugar. Sin embargo, asegura que todas las acusaciones son falsas, aludiendo a una mala intención por parte de tres miembros del comité, con quienes está en un juicio.
“Caí en una depresión que aún estoy tratando, mi familia también está mal, mi esposa está con una grave depresión y mis hijos viven con el miedo que nos pase algo, que a mí me pase algo”, sostuvo el empresario.
Miguel, viene de una familia humilde, trabajadora de La Vega Central, no tiene mayores estudios y todo lo que ha conseguido ha sido gracias a su esfuerzo y por ser autodidacta, característica que, según Jimenez, es envidiada por los tres integrantes del comité.
“Siempre he tenido convicciones y el capital humano que más tengo es la fuerza, porque vengo de menos a más, no nací en una cuna de oro y eso me ha dado la fuerza, porque desde mi niñez que lucho y que he vivido episodios fuertes, pero nunca algo tan duro como esto, que no solo me ha marcado a mí, también a mis seres queridos y eso me duele”, reflexionó Miguel.
Se defiende
Miguel Jiménez no quiere dejar el edificio, decisión que sorprende por el escenario al que se enfrenta día a día. Su mayor razón es hacer justicia, para aclarar la situación actual del edificio y su inocencia, con argumentos tanto judiciales como vivenciales.
“No me quise ir de este edificio porque quiero hacer justicia, porque quiero que todo se aclare y no tengo que arrancar de un lugar que quiero y que no hice nada, la gente es testigo”, enfatizó Jiménez.
A lo anterior se suma el cariño que tiene por el lugar, lo que se refleja en la dedicación que tuvo durante crisis sanitaria del COVID-19
“En pandemia yo estuve acá, apoyé a todos quienes viven en este edificio, a quienes trabajan en este edificio y muchos están agradecidos de eso, pero llegaron los nuevos integrantes del comité y todo el trabajo se cayó, y comenzaron los problemas, como la mala gestión económica y el trato con las personas”, contó.
Por último, enfatizó en lo importante que es su familia, ya que gracias a ellos sigue luchando: “mi familia me tiene en pie, mi familia hizo que yo estuviera acá y no intentara nuevamente quitarme la vida, estar mal”, expresó.
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