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¡Odio los lunes! ¿Por qué cuesta tanto empezar la semana?

Son muchas las personas que tienen la sensación de que el primer día de la semana es más duro que el resto. El psicólogo de la Usach, Rodrigo Rojas Andrade, explicó cuáles podrían ser las razones de este fenómeno.

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  • Belén Muñoz B.

  • Miércoles 30 de octubre de 2024 - 16:05

  • Getty Images/EyeEm

Levantarse un lunes, sobre todo si es después de un fin de semana XL, puede ser bastante difícil. Incluso, son muchos los que tienen la sensación de que el primer día de la semana es más duro que el resto y cuentan las horas para que termine luego la jornada.

A algunos hasta les cambia el ánimo el domingo por la tarde al pensar que al día siguiente vuelven a trabajar o a estudiar. Sensación de tristeza, apatía, ansiedad e irritabilidad pueden experimentar algunas personas que tienen entre ceja y ceja el inicio de la semana.

El psicólogo de la Usach, Rodrigo Rojas Andrade, explicó a qué se puede deber este fenómeno: "desde el enfoque psicosocial, el estrés surge cuando percibimos que las demandas del entorno (trabajo, tareas, compromisos) superan nuestros recursos para afrontarlas de manera efectiva".

El experto agrega que "los lunes se caracterizan por un aumento repentino de estas demandas, que es más abrupto tras un fin de semana largo. Este aumento abrupto implica una percepción de falta de control, lo que activa el estrés psicológico. Esta falta de control o cambio brusco se convierte en un estresor que provoca una reacción fisiológica de estrés, especialmente si el trabajo o las actividades del lunes son evaluadas como "potencialmente desbordantes"”.

Esta sensación de "odiar los lunes" puede ser aún mayor si viene un finde XL, con salidas, tiempo para uno, relajo o descanso. El psicólogo de la Usach planteó que "durante un fin de semana largo, suele haber una disminución en la estructura y las exigencias del tiempo. Los días de descanso permiten "desconectar" de los estresores laborales o de estudio, lo que promueve la relajación y la restauración física y mental".

Agrega que "esta disminución en las demandas da lugar a un estado de homeostasis donde el organismo recupera sus niveles óptimos de cortisol, el cual disminuye durante el descanso. El lunes, al enfrentarse nuevamente a una sobrecarga de demandas, el cerebro interpreta este cambio como una amenaza y activa los sistemas de alerta que nos preparan para enfrentar el "riesgo" de las demandas laborales.

UNA POSIBLE RAZÓN DE POR QUÉ SE DETESTA EL INICIO DE LA SEMANA

El relajo por hacer actividades placenteras, como ir al cine, ver a los amigos, familias, dormir siestas, salir a comer algo rico o escaparse a la playa o la montaña, son factores que influyen aún más para tener esta sensación de detestar el inicio de semana. 

Rodrigo Rojas Andrade reveló que hay una razón cerebral que explica todo esto: "Durante el fin de semana largo, es probable que se hayan experimentado actividades placenteras o relajantes que activaron el sistema de recompensa del cerebro, mediado principalmente por la dopamina. La dopamina, producida en áreas como el núcleo accumbens, refuerza sensaciones de placer y bienestar asociadas a actividades relajantes y sociales típicas de los días de descanso".

¿Pero qué pasa con los lunes? El experto detalló que "el lunes, sin embargo, representa un cambio en la fuente de recompensas: en lugar de actividades placenteras, hay que enfocarse en tareas y responsabilidades que pueden no ser tan gratificantes. Este cambio provoca una disminución en la liberación de dopamina, lo cual contribuye a una sensación de baja motivación o falta de interés al inicio de la semana. En otras palabras, el sistema de recompensa se adapta al descanso y la desconexión, y el lunes enfrenta una reducción en estos estímulos agradables, generando un choque en la motivación".

Por último, el especialista indicó que "finalmente, el ritmo circadiano (nuestro reloj biológico interno) también juega un papel importante en este proceso. Durante los fines de semana largos, muchas personas tienden a desajustar sus horarios de sueño, lo que provoca una desincronización temporal del ciclo circadiano. El lunes, cuando se intenta retomar el horario regular, esta desincronización impacta en la energía y el estado de alerta, ya que el cuerpo aún puede estar ajustándose al cambio. La falta de sueño adecuado o el retraso en el inicio del sueño durante el fin de semana afecta la producción de melatonina, la hormona del sueño, lo cual hace que el cerebro tarde más en volver a su estado de alta alerta al inicio de la semana".

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