Click acá para ir directamente al contenido

Actualidad

Soledad y depresión de fin de año: Cuando la Navidad no es sinónimo de alegría

En estos días, es común que mucha gente esté pensando en encuentros familiares y gratos momentos junto a seres queridos. Pero ¿qué pasa con las personas que se sienten solas, estresadas o con depresión? De este tema conversamos con el psicoanalista Usach, Carlos Ramírez, y con el sociólogo Dante Castillo.

  • Comparte
  • Disminuir tamaño de letra
  • Aumentar tamaño de letra
  • Raúl Gutiérrez Velásquez

  • Miércoles 18 de diciembre de 2024 - 13:30

Más allá del origen cristiano de la celebración, el 24 de diciembre es una fecha que para muchos es sinónimo de comidas familiares, regalos y de juntas con personas que se relacionan a través de vínculos de amistad y cariño.

Pese a lo anterior, no se puede desconocer que para otras personas, las festividades de fin de año tienen otro color. Hablamos de quienes se sienten solos, muy estresados o deprimidos y, que durante estos días, pueden ver su ánimo afectado por los comentarios alusivos a las fiestas, los anuncios publicitarios, los comercios atestados y hasta por los villancicos que aparecen en la televisión y la radio.

Estas fiestas están ligadas a un modelo de sociedad marcado por los valores del consumo, del éxito y del logro y  en las cuales se nos imponen ciertos mandatos que son difíciles de sobrellevar o de esquivar. De hecho, en estos días también se nos fuerza a la alegría, al estado de dicha, de plenitud, de éxtasis por lo satisfactorio y lo bello, lo que muchas veces genera una condición de desconcierto, de incomodidad en las personas que lo están pasando mal, en aquellas que están tristes o solas, quienes sientes que sus experiencias subjetivas se tornan impropias”, explica a Diario Usach el psicoanalista y académico de la Escuela de Psicología de la Universidad de Santiago de Chile, Carlos Ramírez

El profesional indica que muchas personas que viven en soledad se pueden llegar a sentir “en falta porque no pueden participar en algo en donde todos los demás si lo hacen”, una situación que tiene ver con el cumplimiento de lograr “la alegría plena”.

“Para un ser que está agobiado por sus emociones, el hecho de que los demás estén en una situación de contraste es algo que puede agudizar su malestar. Yendo a lo que son las fiestas de fin de año, imponerle a alguien que se sume a la algarabía, cuando no la tiene, puede llegar a ser algo muy violento”, indica Carlos Ramírez.

El psicoanalista comenta que, tanto la Navidad como el Año Nuevo han sido idealizados como “días perfectos”, de cierta manera, a través de una construcción muy empujada por la industria del cine y los medios de comunicación masiva. “Y ante esto, podemos decirle al otro que, en fechas como estas, se puede estar triste y no querer saber nada del mundo y que eso es legítimo. Así se puede lograr una situación más llevadera”, explica.

Por su parte, el sociólogo, doctor en Educación y académico de la Escuela de Psicología de la Usach, Dante Castillo, sostiene que, ante este tema, hay que preguntarse “¿cuál es el valor que tiene la Navidad en sociedades como la nuestra o en comunidades en donde lo colectivo todavía tiene más importancia?”.

El académico sostiene que hay grupos sociales que ven a celebraciones como la Navidad con una mirada crítica, y que por lo mismo, vivirlas en soledad no sería algo trágico. “Para muchos de ellos, estas fiestas han adquirido una valoración más comercial, instrumental y centrada en el mercado de consumo. Ahí, la soledad se define como una decisión”, plantea.

ANGUSTIA NAVIDEÑA

Pero, más allá de quienes opten por no vivir las festividades en comunidades por considerarlas comerciales o fuera de su foco original, hay personas que no logran sentirse parte de los festejos por diversas situaciones de salud mental entre las que se encuentra el ya mencionado estrés, la angustia (que suele aparecen en los cierres de año) y en quienes sufren depresión.

Recordemos que en un artículo de Diario Usach que se publicó hace algunos meses se señaló que, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), dicha condición afecta al 3,8% de personas en el mundo. Y que en Chile, alcanzaría al 6,2% de los habitantes del país.

En esa misma línea, un libro llamado “Suicidios contemporáneos: Vínculos, desigualdades y transformaciones socioculturales: ensayos sobre violencia, cultura y sentido”, editado por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) se expone un estudio realizado por Alberto Larraín y Francisca Lobos llamado “Caracterización del suicidio en Chile: ¿Qué nos dicen nuestras estadísticas?”, en el que se asevera que las cifras de las personas que deciden terminar con su vida aumentaron su frecuencia entre los meses de septiembre y enero, justamente, el tiempo en que se concentran buena parte de las celebraciones más masivas como las Fiestas Patrias, la Navidad y el Año Nuevo. 

Consultado por esos números, Carlos Ramírez indica que “las festividades de fin de año son habitualmente las fechas en las cuales los suicidios o las tentativas para cometerlo aumentan significativamente. Y considerando la gravedad de la problemática, habría que considerar que las estrategias y políticas de cuidado no pueden pasar exclusivamente por la persona que está mal”.

“Si lo pensamos, alguien que está transitando por un episodio depresivo mayor, por un duelo traumático, una perdida significativa, o cualquier otro padecimiento, requiere de una atención. Y eso pasa por señalarle a esa persona que hay otros disponibles y, a la vez, eso se hace difícil cuando no existen vínculos”, agrega.

Por lo mismo, para el especialista, es importante que los habitantes de una comunidad puedan generar interacciones que permitan tener soportes emocionales para estos momentos. “Se le puede comunicar a las personas que hay disponibilidad, disposición, que el vecino o el conocido puede ser alguien a quien uno le puede dirigir la palabra. Yo creo que la soledad, como problemática actual, se hace difícil de llevar no solo porque la gente esté sola (ya sea en sus casas o en sus entornos familiares) sino porque están desvinculados y transitan por espacios en donde no hay interacción”, indica. 

El profesional sostiene que “lamentablemente, en nuestra sociedad, en donde las festividades como la Navidad tienen un carácter, en teoría, de catarsis y desborde, como un correlato a todo un año de desgaste, de cansancio laboral, suele dársele poco espacio al ofrecimiento de lugares de encuentro que tengan otro tono”.

Foto: Noah Silliman, Unsplash

LA SOLEDAD EN COMPAÑÍA

En virtud a su experiencia en el trabajo en torno a la salud mental, el psicoanalista Carlos Ramírez, explica la existencia de muchas personas “que están tremendamente melancolizadas, muy detenidas, pero que son funcionales, que asisten regularmente a eventos, fiestas y que se reúnen con sus familias. Y que pese a eso, no dan lugar de expresión a sus dolores, angustias y desesperaciones porque eso se ha convertido en algo tabú y algo que no debe ser comentado”.

Es más, el académico Usach indica que “al dicho que reza que en las instancias de reunión no se debe hablar de religión ni de política, ahora se agrega, al nunca reconocer que uno se encuentra mal. Y por eso, hay gente que ante estos eventos como la Navidad, no encuentran otra salida que conductas guiadas por la angustia de no poder encontrar a nadie que los acompañe en sus padecimientos”. 

Ramírez sostiene que ahí, la gran problemática está generada “por la falta de vínculos”.  Por lo mismo, dice que “hay que romper la lógica del sujeto adulto que se asume como autónomo, en un sentido en donde ese factor se piensa como la absoluta prescindencia del otro. La autonomía es madura cuando una persona se siente capaz de dirigirse a un par para asumir lo que está bien. Por eso, hay que matizar esas ideas que están instaladas en nuestra culturas como mandatos”.

“Lo que podemos hacer, es señalarse a las personas que hay lugares en que pueden ser recibidos y con gente dispuesta a acogerlos en su dolor. Así quitamos esa ‘obligación de que se sientan felices’ y podemos lograr un momento más llevadero”, cierra el profesional de la salud mental.

Leer también