El Gobierno alemán se dispone a legalizar el consumo y cultivo para uso privado del cannabis y sus derivados, con la perspectiva de alcanzar ese objetivo para 2024 y que someterá a la consulta previa de la Comisión Europea (CE).
El ministro de Sanidad, Karl Lauterbach, presentó las líneas maestras del futuro proyecto de ley, que fueron aprobadas este miércoles en el Consejo de Ministros y que proponen despenalizar el consumo, compra y posesión de entre 20 y 30 gramos, sea en el ámbito privado o en espacios públicos.
Asimismo quedará autorizado su cultivo en unas cantidades limitadas, aún por precisar, pero que el ministro estimó en "unas tres plantas" por persona.
"Será, cuando culmine, la legislación más permisiva de toda la Unión Europea", afirmó el ministro, para quien la línea matriz de la futura normativa no es una "liberalización", de acuerdo al modelo de los Países Bajos, sino una "regulación".
Su objetivo es ahogar el mercado negro relacionado con la marihuana o el hachís y las redes criminales que lo controlan.
Para ello se prevé que su venta se realice en locales con la correspondiente licencia, que no necesariamente serán farmacias, según Lauterbach.
Se pretende lograr así un suministro "controlado" del cannabis, de acuerdo al principio de la regulación que busca el ministro.
La legalización del cannabis quedó inscrita en el pacto de coalición suscrito el pasado diciembre entre el Partido Socialdemócrata (SPD) del canciller Olaf Scholz, los Verdes y el Partido Liberal (FDP).
Lauterbach, doctor en Medicina y una de las voces más escuchadas en Alemania en los momentos más álgidos de la pandemia, estuvo en el pasado entre los contrarios a esa legalización, pero cambió de parecer antes de convertirse en ministro.
El titular de Sanidad considera que legalizar y regular el acceso al cannabis es "asunto prioritario" para la protección de los menores, entre los que se observa un aumento de adicciones a las drogas, mientras "florece" el mercado negro.
Sólo si reciben una valoración positiva de Bruselas se presentará en forma de proyecto de ley ante el Parlamento, lo que el ministro considera podría ocurrir en el primer trimestre del año.
Será un proceso complejo, aseveró Lauterbach, por lo que no se puede contar con su legalización hasta principios de 2024.
La supervisión de la CE es necesaria, a juicio del ministro, para evitar que, un vez superado el trámite parlamentario pueda ser bloqueado en Bruselas, como ha ocurrido con otros proyectos gubernamentales anteriores.
A falta del visto bueno por parte comunitaria, el propósito del gobierno alemán ha topado ya con el rechazo tanto del gremio de farmacéuticos, que alerta sobre los peligros para la salud del consumo de cannabis, y también del estado federado de Baviera, que considera puede derivar en un "turismo de drogas" hacia Alemania.
Lauterbach desestimó los temores bávaros, con el argumento de que en otros países europeos ya existen regulaciones tendentes a liberar el cannabis o por lo menos tolerar su consumo.
"Es la dosis lo que lo convierte en veneno", sentenció el ministro, en relación a los riesgos para la salud y trazando un paralelismo con el alcohol u otros consumos, que sólo se convierten en peligrosos cuando se entra en la adicción.
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