En primavera los alérgicos y alérgicas sufren con el plátano oriental, el polen y el pasto. La tos, los ojos rojos y la picazón son algo común en esta época del año. Para tratar de contrarrestar estos molestos efectos, son muchos los que hacen de todo con tal de que se vayan los síntomas.
En esta búsqueda por aliviar la incomodidad que genera la alergia es que surgen ciertos mitos que son transmitidos de boca en boca, sin ningún fundamento científico, y que luego son replicados por las personas. Uno de los más comunes tiene relación con el consumo de lácteos, donde se señala que al dejar de consumir yogurt, tomar leche o comer queso, entre otras cosas, la persona se sentirá mejor.
Pero, ¿Hay algo de cierto en esta teoría? La directora del centro de alergias del Hospital Clínico de la Universidad de Chile, la doctora María Antonieta Guzmán, lo descarta de plano. “No afecta en nada, es solo un mito. Obviamente los que tienen alergia a la leche no deben tomarlo, sobre todo los lactantes", indica a Diario Usach.
Agrega que "la rinitis alérgica se debe a que hay un aumento de los polenes ambientales, se adelantan las temporadas, duran más también por efecto del cambio climático, además hay una tendencia genética, los familiares de alérgicos tienden a tener más, pero no tiene nada que ver con el consumo de leche”.
De la misma postura es el doctor Pedro Astudillo, broncopulmonar de la clínica Indisa, quien señala que “los que tienen rinitis alérgica o asma alérgica, que esta época aumenta por la presencia de polenes, no necesitan hacer modificaciones en la dieta o dejar de consumir algún alimento”.
En tanto, el inmunólogo Pablo Herrera plantea que no hay ningún sustento para afirmar que los productos lácteos exacerban los síntomas. Lo que sí indica es que existen ciertos individuos que pueden ser más susceptibles.
“Los métodos de procesamiento de la leche, como la pasteurización y la homogeneización, pueden alterar la alergenicidad de las proteínas de la leche de vaca. Algunos estudios han demostrado que la leche procesada puede tener una mayor alergenicidad en comparación con la leche cruda”, detalla.
El experto agrega que “si bien la leche de vaca cruda puede tener una alergenicidad menor, los productos lácteos procesados pueden exacerbar las alergias en individuos susceptibles debido a alteraciones en las estructuras de las proteínas de la leche durante el procesamiento”.
OTROS MITOS COMUNES
Así como se ha difundido que es mejor hacerle la cruz a los lácteos si está con alergia, también hay otras leyendas que se ha masificado con el tiempo. Uno de los más comunes es que se debe empezar un tratamiento un mes antes de la primavera.
La directora del centro de alergias del Hospital Clínico de la Universidad de Chile, la doctora María Antonieta Guzmán, enfatiza que no es necesario. “Un mes es demasiado, para qué va a tomar remedios si no tiene síntomas. Apenas empiecen los síntomas o haya un alza de los polenes ambientales, que puede revisar en polenes.cl, para ver cómo está la situación, debe comenzar el tratamiento. Y un alérgico experimentado, por así decirlo, ya sabe qué tomar, porque ya ha visto a un médico y puede empezar su tratamiento apenas tenga muchos poquitos síntomas”, asegura.
La doctora también aprovecha de clarificar otro mito que circula: que se debe cambiar los remedios después de un tiempo porque pierden efectividad. “Eso no es así, es mentira porque lo que sucede, ese fenómeno que se llama taquifilaxia, ocurre solamente con los antihistamínicos antiguos, como la clorfenamina, que la gente no debería tomarla habitualmente, porque produce mucha sedación, los pacientes tienen mucha somnolencia”.
Agrega que “con los antihistamínicos actuales, como la rupatadina, la desloratadina, la levocetirizina, entre otros, no existe ese problema. Lo que pasa es que los antihistamínicos solos suelen no controlar los síntomas de la rinitis alérgica y la conjuntivitis alérgica”.
La doctora María Antonieta Guzmán explica que “usted no saca nada con “picar” entre antihistamínicos si no agrega el resto del tratamiento, por ejemplo, un corticoide nasal. Generalmente no funciona porque el tratamiento es incompleto”.
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