Este fue un buen año para el Departamento de Extensión de la Universidad de Santiago, en el mes de mayo fue reconocido en Berlín, Alemania, durante la undécima edición de “Innovation Award” en el encuentro internacional Classical:Next, el más importante de la música clásica a nivel mundial por su esfuerzo en llevar la música clásica a diversos territorios de manera gratuita y constante.
Este encuentro reunió a más de mil artistas y representantes de orquestas, sellos discográficos, instituciones educativas y medios de comunicación de 45 países. Andrés Zúñiga, director de Extensión Usach y Aula Records, fue parte de la delegación oficial que Chile presentó en el evento, liderada por la División de las Culturas, Artes, el Patrimonio y Diplomacia Pública (Dirac) del Ministerio de Relaciones Exteriores.
En el catálogo de Aula Records, compuesto por 24 lanzamientos a la fecha, destacan obras como “Viaje a la Luna”, con música original compuesta por Jorge Pepi-Alos para la película del mismo nombre estrenada en 1902, “El divino soliloquio” de Juan Manuel Quinteros y su estreno más reciente: “Desentonadas”, ciclo del compositor penquista, Julio Hernaiz, para diversas formaciones.
Con un trabajo consolidado, la mirada del sello se está ampliando para dar cabida a nombres conocidos del mundo popular: como Nino García, Horacio Salinas y se proyecta la reedición del catálogo de Isabel Parra.
Para conocer más acerca del desarrollo de la música clásica y cómo ha quedado grabada y publicada en discos en el transcurso de nuestra historia, Andrés Zúñiga, director de Aula Records, se dio un tiempo para conversar con Diario Usach, y también para hacer un resumen y adelantar los desafíos que se impone para el próximo año.
- Nuestra historia de música clásica es reciente, Enrique Soro compuso su primera sinfonía recién en 1921 ¿Cómo vez ese desarrollo y cómo ha avanzado?
En la edición de música chilena en ese tiempo, en álbumes, para vitrola y otros formatos, Soro fue un pionero. Fue uno de los primeros que firmó un contrato internacional, por ejemplo, de edición de partitura y también edición de música. Si no me equivoco, incluso algunas músicas de Soros fueron impresas en el mecanismo de Edison, alcanzó a editar en eso, entonces desde muy temprano la música de tradición escrita, la música clásica en Chile, tuvo de alguna manera un vínculo importante con la industria discográfica.
Esto tuvo una primera época de oro en los años 40 y 50s, cuando las multinacionales de la industria discográfica se instalan en Chile. Comienza una edición importante de música, hay colecciones por ejemplo que saca la RCA Víctor, donde está Soro, pero también está Isamitt, donde está Pedro Humberto Allende, donde están digamos los primeros próceres de la música clásica chilena contenidos en esos discos, por supuesto después Sylvia Soublette. O sea, durante los años 40, pero especialmente 50, 60, hay una edición importante de música clásica en disco, y yo creo que en el fondo la evolución, o más que evolución, sino como la historia de la música clásica se empieza a reflejar a través de los discos.
-¿De qué forma se comienza a consolidar esa industria discográfica de música clásica? ¿Cómo Aula Records se entronca en esa tradición?
Uno puede ver las primeras grabaciones de Enrique Soro en comparación, por ejemplo, a las composiciones que graba por primera vez Gustavo Becerra-Schmidt, de los 60, después uno ve el surgir de otros y otras compositoras con propuestas un poco más acorde a los tiempos en que se vivían, la música va viviendo transformaciones, va viviendo distintos momentos, y es interesante ver cómo eso se va reflejando en el disco.
Después del Golpe de Estado evidentemente hay un remesón, hay un terremoto dentro de la industria de la cultura chilena, y por ende también dentro de la industria de la música. Donde, por lo menos lo que hemos recabado, es que comienza a bajar el volumen de publicaciones, hay algunas publicaciones independientes, de gente muy pionera también en el tema, como José Vicente Asuar, por ejemplo, que edita su disco “Así habló el computador”, que es un disco pionero no solamente por el hecho de ser una autoedición, sino una edición dedicada a música hecha completamente con un computador producido en Chile.
Yo diría que durante los 80, particularmente durante los 90, surgiría el proyecto quizás que logra de alguna manera volver a poner el relato de la música chilena en disco, que es el proyecto de SBR, de Santiago Vera Rivera, compositor, gestor cultural, un sello que hasta el día de hoy está activo y él se dedica a editar prácticamente todo lo que esté disponible, no solamente reeditar discos que ya existían, sino también a hacer nuevas grabaciones.
Quizá el proyecto más emblemático que tiene SBR en relación a la música chilena es la colección discográfica Bicentenario, que eso lo hizo con la Orquesta Sinfónica de Chile, que es una colección de ocho discos grabados en el que estuvo involucrado muy particularmente el director actual de la Orquesta Usach, David del Pino.
Para nosotros, el que Aula Records se haya sumado a esa tradición, en realidad es más que nada un orgullo, un privilegio formar parte de ese relato de la historia de la música chilena, porque hoy día Aula Records lo que está haciendo es también con un objetivo y un cariño, un corazón puesto por el patrimonio musical.
Eso hace que nuestro sello pueda hacer dialogar a artistas, no sé, como Roberta Lazo Valenzuela, por ejemplo, compositora chilena, joven, el extranjero que está haciendo una carrera interesante allá de la música más de vanguardia y también podemos trabajar con el patrimonio discográfico de Enrique Soro, de Carlos Isamitt, digamos de música que ya tiene más de 100 años de existencia.
Entonces eso es lo que nos ha permitido insertarnos dentro de un relato histórico y trascendental de la música chilena. Por supuesto el rol de Aula Records va a ser juzgado con el tiempo, con el tiempo vamos a ver si realmente el sello tuvo el alcance que tuvieron otros proyectos discográficos. Hasta el momento la verdad es que no solamente la retribución que hemos tenido por parte del público, también de los artistas, las compositoras, los compositores y además estos reconocimientos internacionales, creo que nos van diciendo que vamos por buen camino.
-En ese entendido, Extensión Usach ganó este año el Innovation Award de Classical:Next, el principal encuentro internacional en torno a la música clásica. ¿Qué se hizo para merecer este premio? ¿Qué marcó la diferencia?
Estamos felices con ese premio, porque en el fondo retribuye al trabajo que se ha hecho en Extensión en los últimos siete u ocho años, que tienen que ver con, primero, el tema de la itinerancia, principalmente, entendiendo que no son muchas las orquestas del país que salen, y que salen a territorios un poco más periféricos, o lugares donde no hay mucho acceso o programación de música clásica. Lugares que generalmente quedan fuera de los circuitos, y eso es un proyecto que esta orquesta, por lo menos, ha desarrollado en los últimos siete u ocho años.
Segundo, la temporada que se hacía normalmente en el Aula Magna es duplicada, y esa mitad de conciertos, esa nueva temporada, de alguna forma, va girando e itinerando por distintas partes de Santiago, que nos ha hecho visitar prácticamente la totalidad de, no solamente Santiago Poniente, sino como una más alejada, como María Pinto, Puente Alto, este año nos acercamos a la Florida, tocamos por primera vez en Quinta Normal, y también creo que destaca particularmente que hemos decidido hacer una especie de residencia en La Pintana, que se retribuyó hace poquito con un teatro completamente lleno, setecientas personas, para un espacio que no tenía programación de música clásica. Entonces, un punto segundo es por la importancia en el territorio que tenemos en Santiago.
-¿Cómo impacta ese trabajo territorial en las audiencias?
Quiero destacar el trabajo que hacemos, no solamente con la orquesta, sino con el resto de los elencos y con el Departamento de Extensión, sobre todo con el tema de la migración. Esta universidad se declara una universidad intercultural, y el Festival Cultura Migrante apunta precisamente a eso, a visibilizar las diversidades, las diferencias, y abrazarlas, quererlas, respetarlas, y por sobre todo admirarlas, que es lo que buscamos en el Festival, dar a conocer los aspectos que son siempre sorprendentes de otras culturas, no para mirarlas como algo raro ni mucho menos, sino que verlas como un par y abrazarlas como propias también, que es la reconfiguración nueva de nuestro país. Y, por supuesto, Aula Records es uno de los puntos importantes del porqué del Classical:Next, entendiendo que a veces puede sonar un poco fuerte decirlo, pero la verdad es que así fue, Aula Records de alguna forma vino a resucitar la industria discográfica de la música clásica.
-Este año nuevamente Aula Records será parte de Feria Pulsar organizada por la SCD, el más principal encuentro de música chilena ¿Por qué es importante estar presente?
Desde la primera vez que estuvimos ahí de forma física tras la pandemia comprendimos la importancia de estar en ese lugar. Primero porque es la feria de música más importante que se hace en Chile, y es importante estar ahí siempre, representando a la universidad y su quehacer artístico.
Pero además de eso, es un punto muy interesante de activación y de contacto con gente que en el fondo está interesada en la música, no es que esté particularmente interesada en la música clásica. Pero nosotros en Aula Records finalmente tenemos una forma de hacer las cosas que, si bien es un género muy específico el que estamos trabajando, la forma de hacer, la forma de presentar los discos, la forma de los formatos, de elegir vinilo o cassette, y otros que no estaban siendo tan tradicionales para el tipo de música que nosotros hacemos, marca una cercanía distinta con el público. Un público que en el fondo le gusta la música, le gustan los formatos, le gusta lo raro a veces, lo experimental, lo nuevo, y Pulsar es un lugar para eso.
Creo que mucha gente llega, se acerca para conocer la novedad, se encuentra con los discos, lo escucha, y creo que surge naturalmente que tal vez estaban esperando escuchar algo más que sonara a lo Bach, a lo Mozart, a lo Beethoven, y de repente escuchan cosas que suenan mucho más similar a lo que ellos escuchan en otros géneros musicales, como la electrónica, el folclor, o el rock más experimental, el jazz incluso.
Entonces, Pulsar se instala como un lugar importante para nosotros para tener ese contacto directo y que la gente que le gusta la música, descubrir nuevos sonidos, tenga en Aula Records un lugar.
Estos años hemos tenido a Tilo González, a Colombina Parra, a músicos de la orquesta, a compositoras como Valeria Valle, Aliocha Solovera, Horacio Salinas y Romilio Orellana, han pasado por el stand. Se vuelve un punto de encuentro con otra gente que ve a Aula Records como un lugar para conversar, escuchar y descubrir nueva música chilena.
-¿Qué se viene ahora para Aula Records? ¿Cuáles son los planes para el próximo año?
Tenemos un plan de edición, de publicación bastante ambicioso. Tenemos varios discos en carpeta, yo diría unos 6 a 7 discos más o menos que tenemos que lanzar de aquí hasta fines del año 2025. Son discos que recopilan trabajos de Enrique Soro, desde lo más patrimonial, pero también música nueva, por ejemplo, René Silva, que hizo un oratorio sobre un poema popular, Chilote.
Tenemos también las nuevas composiciones que la orquesta va a estrenar el próximo año, entre ellas música, por ejemplo, de Compositora Mujeres, que es algo que siempre está al debe dentro del género de la música clásica, de poder publicar también más obras compuestas por compositoras.
También nos hemos dado cuenta de que el trabajo patrimonial que emprendimos con la recopilación de Horacio Salinas, abre una puerta para poder empezar a trabajar con otras músicas que tienen que ver con nuestra historia particular, como universidad especialmente. Estamos viendo la chance de poder hacer una especie de “sub-label” que se dedique precisamente al rescate patrimonial de artistas que han colaborado o que han aportado a la creación de identidad de nuestra casa de estudio, entre ellos por supuesto Víctor Jara, que ya es un trabajo que iniciamos el año 2014-2015 con la Fundación, que significó la reedición de sus primeros discos por la DICAP, y su debut, pero también hay algunos discos que grabó Víctor Jara para la Emmy de Odeón que no se han reeditado, como nosotros creeríamos que se deberían reeditar, entonces estamos trabajando con la Fundación Víctor Jara para ver y poder completar ese cuerpo de obra y que la discografía de Víctor Jara esté completamente ya reeditada.
También estamos trabajando un proyecto de reedición con Isabel Parra, quien formó parte del Departamento de Extensión de la UTE y por supuesto su aporte a la música nacional es innegable. Isabel Parra no solamente trabajó en “Lluvia” de Sergio Ortega, también hubo mucha gente del mundo de la academia que colaboró con ella, que lo emparenta de alguna forma a Aula Records, en el fondo también sabemos que es una música que quedaría mejor en este “sub-label”.
Finalmente, lo que estamos haciendo para rescatar estos trabajos, siguiendo el compromiso de una música urgente que se está componiendo todos los días, y que nuestro elenco la toca todos los meses, es sorprendente. Una producción de reedición discografía importante dentro de la historia de la música popular chilena, pero que tengan de alguna forma una vinculación con esta universidad.
Los discos de Aula Records se pueden adquirir a través del sitio web del sello (aularecords.usach.cl), en la Tienda Nacional y en la Disquería Chilena. Prontamente, los álbumes podrán ser adquiridos en la Librería Usach y también en su stand en la próxima Feria Pulsar 2024, del 6 al 8 de diciembre, en la Estación Mapocho.
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