El número de muertos por los terremotos del lunes aumentó este domingo en Turquía a más de 24.600, mientras que se contabilizan más de 80.000 heridos, según el vicepresidente turco, Fuat Oktay.
Los dos sismos que sacudieron el lunes una enorme zona del sureste de Turquía son los más devastadores desde 1939, después de que la cifra de víctimas haya superado con creces la de los terremotos de 1999 cerca de Estambul, donde murieron unas 18.000 personas.
En las diez provincias afectadas -de un tamaño mayor a un país como Portugal- vivían alrededor de 13 millones de personas y, según datos oficiales, un millón ha perdido sus viviendas, ya sea porque se han venido abajo o han quedado inhabitables.
En la región continúa trabajando un gran número de rescatistas, personal sanitario y del Ejército -más de 150.000 efectivos en total- pero las posibilidades de encontrar a más supervivientes se alejan cuando se cumple casi una semana de los temblores.
Con todo, se siguen encontrando a personas vivas bajo los escombros. El último rescate exitoso ha sido en Hatay a primera hora del domingo, cuando una joven profesora de 32 años ha sido liberada de los escombros de un edificio de ocho plantas en el que pasó 142 horas atrapada. La primera petición de la joven superviviente a los equipos que la salvaron fue té caliente, informó el diario Hurriyet.
Otro rescaté que dio aliento a los equipos de salvamento fue el de un bebé de siete meses que estuvo 140 horas sepultado bajo los escombros de un edificio de seis plantas en Antioquía, la capital de Hatay. Algunos de los rescatistas lloraron al llegar hasta el bebé y cerciorarse de que estaba vivo.
Hasta el sábado por la noche 111.500 personas habían salido de la región del terremoto a través de los centros de evacuación del Gobierno y otras 100.000 mediante vuelos de compañías aéreas. Un número indeterminado también ha abandonado el área afectada por sus propios medios.
En muchas localidades siguen los problemas con los servicios básicos, con interrupciones del agua y la electricidad y con limitada asistencia médica. También hay escasez de determinados productos de higiene y medicamentos.
El presidente, Recep Tayyip Erdogan, declaró el sábado que todas las universidades pasarán a impartir enseñanza a distancia y que las residencias de estudiantes se entregarán a las víctimas del terremoto, al tiempo que prometió reconstruir todas las viviendas destruidas en el plazo de un año.
Las fuerzas de seguridad turcas arrestaron a al menos a 48 personas acusadas de saquear edificios dañados o intentar estafar a las víctimas en la región, informó la agencia de noticias Anadolu.
Dos de los detenidos supuestamente se hicieron pasar por trabajadores humanitarios y trataron de robar en seis camiones llenos de alimentos para las víctimas del terremoto en la provincia sureña de Hatay.
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