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Congreso Futuro: Filósofo explica la relación entre medicamentos, excitación y política

Los medicamentos son parte de nuestras vidas y, para muchos, son vitales para su funcionamiento en el día a día. Pero, ¿Por qué? Laurent De Sutter nos brinda la respuesta.

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  • Diario Usach

  • Viernes 17 de enero de 2025 - 20:04

Los medicamentos, drogas y/o sustancias son herramientas que muchas personas utilizan para despertar por las mañanas o para dormir por las noches. ¿La razón? Los consideran vitales para funcionar en la sociedad actual.

Bajo esta premisa, el filósofo especialista en teoría del derecho y filosofía contemporánea, Laurent De Sutter, dio inicio a su exposición en Congreso Futuro 2025.

“El hecho es que toda nuestra vida se trata sobre píldoras, pastillas que tragamos, suplementos que ingresan por la boca y eso supuestamente tiene que resolver todo”, afirmó el experto, sin ocultar su fascinación por el hecho de que “en cierto sentido sí y lo hacen”.

El autor de “Narcocapitalismo” y “Magia, una metafísica del vínculo social”, señaló que “los medicamentos, drogas son herramientas potentes. Pero estas herramientas no solo se tratan sobre el efecto corporal o cerebral que tienen nosotros, es también sobre el hecho de que nos hacen hacer cosas en nuestra vida. Por ejemplo, que si tenemos angustia y tomamos un antidepresivo [este medicamento] nos ayuda también a ir a trabajar”.

UNA CUESTIÓN DE METAFÍSICA

Durante su charla, De Sutter analizó el comportamiento humano y su relación con las píldoras. Señalando que no es lo único que “tragamos”:

“Tragando estas píldoras, tragamos otras cosas también otras cosas que no simplemente son médicos o no solo sobre la entretención. Sino cosas que son sobre economía, dinero, poder, política y aún en cierta medida, filosofía, metafísica”, expuso.

Así, el experto indicó que, mientras utilizamos las píldoras para funcionar en nuestro día a día, nos hacemos afines a una cierta política, a cierta idea o a cierto concepto de una filosofía.

LA GÉNESIS DE UNA SOCIEDAD ADICTA A LAS PÍLDORAS

Laurent De Sutter situó el inicio de la relación entre la sociedad moderna y los medicamentos en el siglo XIX. Gracias a los descubrimientos de Emil Kraepelin, un doctor alemán interesado en entender las enfermedades mentales.

Kraepelin fue uno de aquellos que “transformó la aproximación o el discurso filosófico que era psicología del siglo XIX, en un discurso científico del presente. La invención de la psiquiatría”.

Como director de un hospital de enfermedades mentales en Alemania, Kraepelin tenía docenas de pacientes, “personas de las cuales él tenía que cuidar [por su profesión tenía que] lidiar con una población enorme de gente y se atemorizó por una cosa. El momento en que este hospital, alguien podía entrar precisamente en una fase maníaca, en un momento de manía”.

Por este motivo, según De Sutter, Kraepelin buscó una manera de poder controlar una situación así, deteniendo la manía para que esta no pudiera ser propagada por su hospital.

Con el tiempo, el doctor llegó al clorohidrato o hidrato cloral. Una sustancia que fue creada en ese periodo como un anestésico. 

Kraepelin descubrió que esta sustancia química “también podría tener efectos en mantener a la gente calmada, tranquila”, señaló De Sutter. 

Pero no fue el único descubrimiento del doctor. La génesis de todo, para De Sutter, es que en sus investigaciones, Kraepelin comprendió que si se quiere “manejar un grupo de gente y ser eficiente en este manejo, especialmente si estas personas son maníaco-depresivas, lo mejor era mantenerlos deprimidos”.

“Un buen maníaco depresivo, es un depresivo”. Esa era básicamente la idea. Una idea que fue muy lejos, llegó muy lejos para el charlista.

EL RECHAZO A LA EXCITACIÓN

Gracias a estos descubrimientos, también se empezó a ver de forma negativa la excitación. Pero no sólo desde la medicina o la ciencia de la salud mental, sino que también desde los campos de otras ciencias, como sociólogos o sociología.

“En la segunda mitad del siglo XIX, los sociólogos estaban preocupados sobre la excitación (...) En un momento en que las ciudades crecían y los individuos cada vez se juntaban más en  multitudes que también se podían excitar y que podrían hacerse maníacos todos y contagiarse de manera tal que provocara revoluciones, disturbios”, explicó De Sutter. 

El expositor indicó que “nuestra relación con los fármacos es una relación que sigue estando predeterminada por la relación que tenemos con la excitación y la negación a la excitación. La excitación colectiva”.

De Sutter cerró con la reflexión de que “los fármacos sí es que tienen efectos que son reales, también tienen efectos políticos, psicológicos y físicos que llevan a y que tienden a favorecer la depresión sobre la manía, que tienden a favorecer la ausencia de la excitación sobre su posibilidad”.

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