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Una de las grandes tradiciones republicanas de nuestro país es la cuenta pública que cada mandatario o mandataria, elegido democráticamente, debe entregar al país frente al Congreso pleno.

Sin embargo, existe una imagen que no pasa al olvido, independiente de quien gobierne: la del Presidente o Presidenta montado sobre el Ford Galaxie ingresando a las calles de Valparaíso

Se trata de un auto con un largo historial y es que precisamente lleva 54 años siendo el vehículo oficial para el cargo, con su característico aspecto descapotable y color negro brillante.

Cuenta la historia que el 11 de noviembre del año 1968, cuando la reina Isabel II visitó Chile durante siete días entregó como regalo al Estado chileno el Ford Galaxie 500 XL.

El llamativo automóvil color negro venía con una serie de detalles relacionados con la corona británica, específicamente en la tapa de las ruedas y el volante: en la tapa se puede observar la corona inglesa y, en el volante, el escudo y la corona, precisan desde el Departamento de Patrimonio Cultural de la Presidencia en un documento.

Se trata de una máquina llamativa por varias razones, incluyendo sus 5,32 metros de largo, 2 metros ancho y su caja de transmisión automática de tres velocidades. Incluso despierta interés en el Día de los Patrimonios, donde es uno de los objetos más fotografiados.

¿Desde cuándo se usa el Ford Galaxie?

En el año 1970, el entonces presidente Salvador Allende decidió reemplazar el tradicional carruaje presidencial por el Ford Galaxie convertible en la ceremonia de la Parada Militar. Desde entonces que es empleado por los distintos jefes y jefa de Estado, así como por el dictador Augusto Pinochet, para las ceremonias más importantes.

El día que quedó en panne en plena Cuenta Pública

El icónico vehículo presidencial no siempre ha funcionado como se debe, ya que el 1 de junio del 2017 sufrió un desperfecto justo en momentos en que la expresidenta Michelle Bachelet se dirigía a realizar el discurso de la Cuenta Pública, quedando en panne en plena Avenida España, entre las comunas de Viña del Mar y Valparaíso.

Algunos de los motoristas de la escolta presidencial debieron ayudar a remolcar el automóvil hasta un servicentro y la entonces jefa de Estado finalmente debió llegar hasta el Congreso Nacional a bordo de un Jeep de infantería de Marina, causando sorpresa tanto en los presentes como en quienes veían la transmisión a través de televisión.