Junto con las bajas temperaturas que se han vivido en Santiago, surge la duda de por qué algunos lugares, como restaurantes, colegios o establecimientos de salud, no cuentan con un adecuado sistema de calefacción centralizado.
En visión de expertos la respuesta es simple: Para los santiaguinos la calefacción es considerada un lujo, tanto por su precio como por las dificultades que tiene su instalación. Según un estudio realizado por In-data y la Universidad de Santiago, solo un 1,8% tiene calefacción central en su casa, un 43% tiene estufa a gas, un 21% a parafina y un 17% estufa eléctrica. Una situación que dista de otras regiones del país, donde este ítem es una necesidad básica.
En conversación con la periodista Mirna Schindler, el experto en climatización de la Usach, Rodrigo Paillaqueo planteó que "estructuralmente las viviendas no cuentan con una aislación o envolvente eficiente y mucha de la generación térmica se pierde. La estrategia pasiva es lo que está fallando, es decir, cómo mantengo el calor es lo que está al debe".
En ese sentido y en cuanto a la eficiencia, el académico agregó que para calefaccionar, “la electricidad sigue siendo superior respecto al gas, sobre todo pensando en las nuevas tecnologías, por ejemplo la Inverter, que adapta la capacidad del equipo a la necesidad térmica del espacio".
En temas de costos el debate está abierto y Paillaqueo toma partido. “Un cilindro de gas de 11 kilos está por el orden de 18 a 20 mil pesos, si calculo cuántos cilindros gasto en el mes si tengo encendida la estufa todo el día, es equiparable con un equipo de aire acondicionado, porque este último es más eficiente debido a que la tecnología le permite adaptar la necesidad térmica y el temporizador a los tiempos en que voy a ocupar el espacio”, precisó.
Sin embargo, y por lejos la estufa a parafina es la más usada por los santiaguinos de escasos recursos, pero el experto en climatización pone la duda respecto a los daños. “La parafina es de las más usadas, pero no es inocua, quema gases que quedan en el ambiente y eso es perjudicial para la salud de los bebes y los adultos mayores que habitan las casas. El consejo es ventilar y mejorar la calidad de aislación de las casas”, señaló.
Finalmente el investigador advirtió sobre los riesgos de la calefacción centralizada, muy usada por los condominios. “El mantenimiento es caro y muchas veces no se hace. La central puede tener fallas y eso perjudica todo el sistema y por ende a todos los residentes de los edificios. Eso ocurre muy a menudo porque son edificios antiguos, como los de Ñuñoa, donde las calderas tienen vencida su vida útil”, concluyó.
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