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Muerte del Papa Francisco: La fría y polémica visita a Chile en medio de acusaciones de abuso a menores

La defensa al obispo Barros, acusado de encubrir los delitos sexuales de Fernando Karadima, generaron fuertes criticas al Papa, quien tras la visita a nuestro país ordenó una investigación general a la iglesia chilena.

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  • Fabián Escobar

  • Lunes 21 de abril de 2025 - 08:01

La esperada visita del Papa Francisco a Chile, en enero de 2018, prometía ser un hito espiritual y de renovación para los fieles católicos del país. Sin embargo, terminó eclipsada por la profunda crisis de credibilidad que atraviesa la Iglesia chilena a raíz de múltiples denuncias de abusos sexuales cometidos por miembros del clero.

Durante su gira de tres días por Santiago, Temuco e Iquique, el Pontífice fue recibido con frialdad por una población escéptica. A diferencia de anteriores visitas papales en América Latina, los actos litúrgicos contaron con una asistencia menor a la esperada y se vieron marcados por manifestaciones de protesta y críticas a la jerarquía eclesiástica.

El foco de la controversia fue la defensa inicial del Papa al obispo Juan Barros, acusado de encubrir los abusos sexuales cometidos por el influyente sacerdote Fernando Karadima. Barros, nombrado obispo de Osorno en 2015, se convirtió en una figura altamente cuestionada por las víctimas, sectores de la sociedad civil y miembros del propio clero.

“Es calumnia. El día que me traigan una prueba contra el obispo Barros, ahí voy a hablar”, declaró el Papa a la prensa en una de sus intervenciones más criticadas, que provocó indignación entre las víctimas y organizaciones de derechos humanos. Las palabras fueron vistas como una negación del sufrimiento de quienes han denunciado abusos por años y generaron una ola de repudio tanto en Chile como a nivel internacional.

Ante la presión mediática y social, el Papa rectificó días después y envió a emisarios a investigar las denuncias. En mayo de 2018, en un hecho sin precedentes, todos los obispos chilenos presentaron su renuncia tras una reunión con Francisco en el Vaticano. Posteriormente, el Pontífice aceptó la dimisión de varios de ellos, incluido Barros.

La visita papal, que buscaba ser un gesto de cercanía y renovación, terminó profundizando el debate sobre el poder eclesiástico, el silencio institucional frente a los abusos y la necesidad de una reforma estructural en la Iglesia. El caso chileno se convirtió en un símbolo del desafío que enfrenta el Vaticano frente a la crisis global de abusos sexuales.

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