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Deporte

Psicólogo Usach tras la eliminación de la Roja: "Un fracaso se tiene que asumir como lo que es"

Tras el pobre desempeño de la selección nacional de fútbol en la Copa América 2024 surgen las preguntas del cómo se puede levantar al equipo con miras a las clasificatorias. “En Chile falta una planificación a largo plazo en el mundo deportivo”, señala el académico Rodrigo Soto.

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  • Raúl Gutiérrez Velásquez

  • Lunes 1 de julio de 2024 | 15:18

Es una triste realidad. Luego dos empates sin goles (frente a Perú y Canadá) y tras una derrota por la cuenta mínima (ante Argentina), la Roja no pudo superar la fase de grupos en la Copa América que se está desarrollando en Estados Unidos. Más allá de ese desenlace, hay factores que hicieron “tambalear” el proceso que hoy comanda Ricardo Gareca: la no conversión de tantos en esta competencia (rompiendo así una racha de 107 años) y una temprana eliminación de la principal competencia de selecciones del continente.

Ante esto, la mayoría de los medios nacionales tildó la campaña del equipo como fracaso. Esto, considerando además, que en la previa, nuestro representativo de fútbol masculino venía de derrotar por 3 – 0 a Albania, de caer por 3 a 2 frente al subcampeón mundial Francia y de ganar con un buen desempeño a Paraguay (con un contundente 3 a 0).

Lo anterior hizo crecer las expectativas de un equipo que de la mano del anterior entrenador (Eduardo Berizzo) estaba a la deriva y que sin las presencias de Gary Medel y Arturo Vidal comenzaba a mostrar indicios de buen juego y, por lo mismo, a entusiasmar a una hinchada que hace algunos años atrás, celebró los campeonatos obtenidos los años 2015 y 2016. Ahora, este mal resultado ¿puede afectar en la mente de los jugadores de la “Roja” de cara a los próximos desafíos?

Un fracaso con todas sus letras

Para el psicólogo deportivo de la Universidad de Santiago de Chile, Rodrigo Soto, “hay que analizar colectivamente el despeño, identificar los aspectos a mejorar y comenzar a trabajar para resolver esos temas”. O sea, la fortaleza mental de los seleccionados es trabajable considerando que el próximo gran desafío del equipo es llegar a los puestos de clasificación  del mundial que en año 2026 se disputará en tierras mexicanas, estadounidenses y canadienses. Eso sumado, a las mejoras tácticas y técnicas que deben aplicarse.

Lo anterior no borra que el mal sabor que dejó el juego nacional en la Copa América. De hecho, para Soto “un fracaso se tiene que asumir como lo que es: no haber conseguido el objetivo planificado. Lo importante, es analizar por qué ocurrió lo que pasó, evaluar y proyectar las mejoras necesarias”.

Sin embargo, el especialista pone algunos matices que tienen peso a la hora de evaluar el desempeño de Chile, pero no que no quitan peso a la decepción final: “en el deporte de competición, se entiende que las posibilidades pueden ser ganar o perder. Sin embargo, cuando actúan factores externos, como el arbitraje, por ejemplo, el fracaso tiene un sabor distinto. Si tomamos el caso de la selección masculina de futbol profesional, no es que Canadá nos haya ganado por 7-0. Lo que ocurrió fue que empatamos, estuvimos a un gol de poder clasificar pero el partido que se había proyectado no se logró concretar debido a la expulsión de un jugador en la primera mitad del partido (Gabriel Suazo)”, indica.

Para el psicólogo deportivo de la Usach, esto “desorienta, frustra y general ansiedad por lo que es importante planificar este tipo de posibilidades antes de los encuentros. Ello debido a que, si se recibe una tarjeta roja en los primeros minutos, el equipo debe saber lo que tiene que hacer”.

A su vez, el académico indica que “la presión es parte del contexto del alto rendimiento, por lo que es importante que los profesionales encargados de esto planifiquen todos los posibles escenarios que podrían ocurrir en un partido. Para hacerlo, es importante planificar y desplegar un sistema de soporte psicológico y social que todo deportista debería tener ya sea se deporte individual o colectivo”.

En el caso de los deportes colectivos, la comunicación, la concentración y el foco en la tarea son estrategias importantes. De hecho, el profesor recalca que la comunicación es relevante ya que “al existir diferentes roles en un equipo, cada uno debe ser lo que tiene que hacer y también, como apoyar a los demás”.

Para el manejo de la presión, el profesional explica que “existen múltiples herramientas dentro de la psicología del deporte. Algunos se focalizan en la conducta, otros en aspectos neuropsicológicos, yo prefiero enfocarme en las relaciones sociales. Hay una frase muy potente que dicen algunos psicólogos deportivos: ‘Para conseguir resultados, tienes que generar relaciones entre las personas’  y eso es muy importante trabajarlo. Que cada jugador e integrante del equipo se sienta reconocido y esté disponible para entregar su 100%, desde la dirigencia al cuerpo técnico y los futbolistas”.

¿Cómo se afecta el futuro de la selección?

Soto sostiene que la fortaleza de los jugadores con miras a los próximos desafíos deportivos, además del trabajo psicológico y técnico debe estar sí o sí complementado en un plan con un enfoque más amplio. “Creo que en Chile falta una planificación a largo plazo en el mundo deportivo y también repensar el modelo de formación en el deporte en general y en el futbol en particular. En cuanto a las SADP, éstas en su mayoría piensan en el corto plazo, en invertir 100 para obtener 200 o 1000 en el menor plazo posible. Pero la lógica de los resultados es diferente. Es importante asumir que el objetivo se logrará si es que existen procesos, proyectados en el tiempo, al menos en ciclos mundiales. ¿En cuántos ciclos mundiales nos gustaría estar entre los cinco mejores equipos de un mundial de futbol? No sé si alguien se habrá hecho esa pregunta, pero es algo relevante para comenzar a planificar trabajos, recursos e incluso la presencia del Estado en esta materia”, explica.

En este mismo sentido, el académico se pregunta “¿nos hemos preguntado cómo se están formando las nuevas generaciones de jugadores o de entrenadores?. Me ha tocado ver escuelas formativas, en donde niños y niñas de cinco, siete o diez años ‘aprenden’ de futbol por medio de la especialización temprana. Juegan, disfrutan e imaginan muy poco; se siguen modelos de equipos profesionales que trabajan así y se aplican con escasa reflexión crítica. En mi opinión, necesitamos que los niños jueguen, disfruten, y que puedan desarrollar su creatividad. Sin eso, será muy difícil que los nuevos Alexis, Matías, Valdivias, Bravos o Arturos puedan emerger”.

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