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“Gente ultraprocesada: por qué comemos cosas que no son comida y por qué no podemos dejar de comerlas”, es el título del libro escrito por el médico y escritor británico Chris Van Tulleken. En esta publicación súper ventas, el autor señala que muchos científicos que trabajan en la industria alimentaria reconocen el diseño de alimentos para que las personas no puedan dejar de comerlos y que, en pos de la salud pública, esos productos ultraprocesados deberían recibir el mismo tratamiento que los cigarrillos.

Frente a este diagnóstico, Chile ha sido un país pionero en el etiquetado de alimentos, lo que abre la pregunta, ¿es momento de ir más allá? Para conocer cuál es la situación de nuestro país en términos del consumo de alimentos ultraprocesados, en Sin Pretexto de Radio Usach, la periodista Mirna Schindler conversó con Tito Pizarro, médico y académico de la Facultad de Ciencias Médicas de la Usach.

Al respecto, el profesor comentó que “la raza humana nunca había tenido pandemias de obesidad y esto comenzó a ocurrir a mediados del siglo pasado, cuando aparecen los alimentos ultraprocesados, preparados por la industria que tienen múltiples ingredientes que proceso tras proceso, empiezan a elaborar productos químicos que tienen algunas características de gusto que los hacen muy atractivos para los seres humanos, pero que tienen impactos en la salud pública”.

Por otro lado, según el integrante del Observatorio en Políticas Públicas en Actividad Física y Alimentación Usach, los alimentos ultraprocesados han aumentado los porcentajes de muerte de chilenos y chilenas de manera prematura,  y que eso va de la mano con tipos de cáncer asociados. “Chile es el líder, quizás por su modelo neoliberal y modelo de consumo, en que compramos todo lo ultraprocesado, lo que juega un impacto significativo en nuestra dieta. O sea, si la mitad de lo que yo como viene de la gran industria, eso me produce enfermedades cardiovasculares, cáncer o caries”, aseguró.

Finalmente, el especialista en salud pública, quien también fue parte de los impulsores de la Ley de Etiquetado Nutricional, agregó que “se necesitan políticas públicas más duras, pero también hay que avanzar en nuestros territorios para mostrar que no es fome comer frutas, verduras, legumbres, productos lácteos o del mar, y que tienen un efecto precioso sobre la felicidad de niños y niñas”.