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Las diputadas de la Comisión de Mujeres y Equidad de Género comenzaron el debate en el Congreso del proyecto que busca otorgar un permiso laboral por menstruación dolorosa.

El objetivo de la norma es reconocer expresamente como motivo de incapacidad temporal la dismenorrea primaria y secundaria. Ésta se encuentra asociada a patologías tales como endometriosis, miomas, enfermedad inflamatoria pélvica, adenomiosis y pólipos endometriales, entre otras.

El proyecto propone que las mujeres y las personas menstruantes tengan derecho a un permiso por menstruación dolorosa. Éste, tendrá una duración mínima de un día y máxima de tres días corridos. Para gozar de este derecho se establece que se deberá acreditar la condición mediante certificado médico una vez al año. Así, en lo sucesivo, sólo será necesario dar aviso de su uso.

La instancia recibió la exposición de Eileen Estrada, secretaria general del Colegio de Matronas y Matrones de Chile. La profesional valoró que se tramite una iniciativa vinculada a la salud menstrual. Frente a esto, alertó que la dismenorrea no se encuentra cubierta en a atención primaria de salud. Por lo que, a su juicio, es necesario actualizar los protocolos de atención en esta materia.

Por otro lado, también expuso Daniela Ribbeck directora de la Asociación Ginecólogas Chile. En su presentación advirtió a las parlamentarias de la necesidad de avanzar en educación menstrual en niñas y adolescentes. Esto porque estudios indican que sólo el 16% de niñas en edad de tener su primera menstruación (menarquia) tienen información sobre el tema. Esta realidad afecta fuertemente la asistencia de las niñas a las escuelas, por incomodidad y vergüenza por estar con su período.

En cuanto a la dismenorrea, explicó que es necesario “despatologizar la menstruación y patologizar el dolor menstrual”. Definió así cuáles son las patologías asociadas a este síntoma. Enfatizó que “no es normal” y que “debe ser tratado por especialistas”.

Ambas profesionales señalaron que el proyecto propuesto requiere de modificaciones para permitir un beneficio real. Éste sería el desarrollo de un plan integral de educación menstrual y un programa de acompañamiento cuando hay casos de dismenorrea que permitan un tratamiento eficaz.

Tal como está la norma, a juicio de las expositoras, podría tener un efecto negativo en la inclusión laboral de mujeres y personas menstruantes. Dicha mirada fue compartida por las parlamentarias quienes señalaron la necesidad de presentar indicaciones a la propuesta. Así también de incluir la situación que afecta las estudiantes y mejorar su percepción de la menarquia y el cuidado de su salud menstrual.