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Columna de Opinión

El espejismo

Cristian Arcos, Periodista

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  • Diario Usach

  • Viernes 17 de junio de 2022 - 15:09

El presidente de la ANFP, Pablo Milad, calificó de espejismo el tránsito de la generación dorada en la historia del fútbol chileno. En más de cien años de historia, la Roja cuenta con dos torneos continentales y nueve participaciones en mundiales. Estadísticamente, no es demasiado.

Cierto.

Pero la estela de la generación dorada no es un espejismo. Espejismo es una imagen falsa, surgida como si fuera una ilusión, un destello imaginado pero que no es real. La generación dorada fue realidad concreta y cuando pasen los años y las décadas su legado será todavía más grande.

Se cumplen 60 años de la mejor actuación nacional en una Copa del Mundo. El tercer lugar en el Mundial del 62 fue una altura que ni la mencionada generación dorada pudo alcanzar. La diferencia es que el grupo de Bravo, Vidal, Alexis, Medel, Vargas, Isla, Beausejour, Jara, Valdivia, Fernández Aránguiz y varios más, se mantuvieron en la élite por más de una década, período en donde el fútbol chileno dio un salto de calidad enorme y los jugadores militaron en los mejores equipos del mundo.

Eso no fue azar. No fue producto de un accidente. Eso no fue un espejismo.

Se requería materia prima de alta calidad, sin duda. Quizás eso puede considerarse azaroso, pero hasta cierto punto, porque en la historia del fútbol chileno varias veces convivieron jugadores de altísima calidad y no alcanzaron los mismos logros. La diferencia estuvo en el trabajo, en forma y fondo. Muchos aseguran que el proceso de Marcelo Bielsa se sostiene en los jugadores y esa frase es real, pero incompleta. Porque cuando el rosarino asume en la selección, la mayoría de estos notables jugadores aún no daban el salto de calidad. Bravo estaba en la Real Sociedad, Vidal en el Bayer Leverkusen, Sánchez en Udinese, Isla en Udinese, Medel en Universidad Católica, Vargas en Cobreloa, Beausejour en O’Higgins, Jara en Huachipato, Fernández en Villarreal, Aránguiz en Cobreloa. Grandes jugadores, que aún no daban el gran salto.

En el proceso de Sampaoli ya jugaban en Barcelona, Bayern Munich, Arsenal, Inter de Porto Alegre. El casildense, sin embargo, no se quedó en el buen presente de los jugadores. Le agregó metodología, estudio acabado de los rivales, bajó un par de cambios en su esquema y el equipo se convirtió en una sinfonía bien aceitada.

Para que Chile pueda pelear arriba necesita buenos jugadores, sin duda alguna. Pero lo que más ha funcionado, en diferentes etapas y momentos de la historia, es el trabajo consistente, que se sostenga en grandes individualidades pero no dependa exclusivamente de ese factor.

¿Si sabeos cuál es la fórmula, por qué no se repite entonces? Una buena pregunta, sin respuesta contundente Lo único que podemos asegurar sin dudas y ambages, es que la generación dorada puede ser calificada de mil manera, menos de espejismo. Fue tan real como el respeto que se ganaron en el mundo futbolístico.