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En medio de los desafíos que enfrenta la red asistencial chilena para recuperarse de los estragos de la pandemia, la Encuesta Nacional de Salud 2023, elaborada por la Universidad Andrés Bello en colaboración con Ipsos, arrojó resultados reveladores sobre la percepción de los usuarios del sistema público de salud.

La encuesta, basada en consultas presenciales a 1,400 personas de entre 18 y 85 años en hogares con dispositivos electrónicos, entre el 12 de julio y el 7 de agosto de 2023, destaca la disparidad en las experiencias de los pacientes.

Según consigna El Mercurio, la atención proporcionada por el personal médico es el punto más alto, con una nota promedio de 5.7. El 62% de los encuestados evaluó esta atención con notas entre 6 y 7.

El representante de la Alianza Chilena de Agrupaciones de Pacientes, Gonzalo Tobar, indicó que “la pandemia ha humanizado la labor de los médicos, reconociendo su agotamiento y la presión a la que están sometidos”.

Sin embargo, el estudio señala que el tiempo de espera para acceder a una prestación médica sigue siendo un punto crítico, con un 42% de los encuestados calificando con una nota menor a 4 este aspecto.

Para Tatiana Corbeaux, creadora de la fundación Oncoloop, denunció que en el caso del cáncer, algunos hospitales están saturados, lo que provoca demoras significativas en la obtención de horas médicas.

El proceso de solicitar una hora médica por teléfono fue otro de los puntos mal evaluados, con una nota promedio de 4.3 y un 48% de usuarios dándole una calificación negativa.

Tobar comentó que a veces es necesario marcar varias opciones antes de poder hablar con alguien que agende una cita médica, y en ocasiones, la reserva no se puede realizar por esa vía.

A pesar de estos desafíos, la salud ha experimentado mejoras, según Tatiana Corbeaux, y la evaluación promedio de la calidad de los servicios de salud alcanzó la mejor puntuación registrada, un 4.2.

Hedor Sánchez, director del Instituto de Salud Pública de la Universidad Andrés Bello, advierte que aunque estas cifras son positivas, aún no alcanzan niveles óptimos. La satisfacción sigue siendo baja en cuanto a tiempos de espera para operaciones y hospitalizaciones, a pesar de un aumento en el gasto.